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Año de nieves, año de bienes... y lecturas
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Año de nieves, año de bienes... y lecturas

Actualizado 10/01/2021
Soraya Herráez y Rebeca Martín

ENERO

En enero

patino como quiero,

con bufanda y sombrero;

mientras me deslizo

sobre el agua helada

del arroyo,

tomo sopa de arroz con pollo.

Un traguito... a la una.

Un traguito... a las dos.

Un traguito... de sopa

con arroz.

SOPA DE POLLO CON ARROZ, de Maurice Sendak, adaptado por Gloria Fuertes.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 1

Ilustración de Quint Buchholz (podéis encontrar su libro "Todo tiene su tiempo" Lóguez)

La borrasca Filomena ha querido despedir las vacaciones de Navidad y comenzar una año nuevo con un temporal de nieve prácticamente en toda la Península. No sabemos si se cumplirá el refrán: "Año de nieves, año de bienes", pero lo que sí sabemos y estamos muy de acuerdo con las palabras de Julio Cortázar es que "Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo". Este momento es ideal para estar en casa junto a un libro y poder viajar y disfrutar de muchas aventuras sin moverte del sofá por ejemplo... ¡¡A LA NIEVE!!

Hoy queremos compartir con todos vosotros, seres curiosos, una selección de libros sobre la nieve. Disfrutar mucho y no paséis nada de frío.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 2

Un copo de nieve en el bolsillo. Rachel Bright / il. Yu Rong. Kókinos, 2020

(Reseña Canal Lector)

El oso acumula una larga experiencia en la gestión de las emociones que llevan implícitas las distintas estaciones del año. Sin embargo, para la ardilla, es la primera vez que está viviendo al máximo las bondades y los rigores del invierno. Incluso todo indica que, pronto, descubrirá la magia de jugar entre la nieve. Sin embargo, tras tantos momentos juntos, en el instante de vivir esa inolvidable experiencia el compañero enferma y debe guardar reposo. ¿Cómo compartir entonces una vivencia de ese calibre? El roedor tiene una dulce idea para ello con la que sellará una amistad para siempre? Las ilustraciones de la galardonada artista china esbozan la complicidad que se establece entre los dos animales, los sentimientos que implica la llegada de los primeros copos o la incomparable belleza del espacio natural en el que transcurren las aventuras, con la inclusión de un pequeño troquel en el transcurso de las mismas a través del cual el petigrís atisba por primera vez el manto blanco que cubre el bosque.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 3

Las flores de nieve y el zorrito. Àfrica Coll. Editorial Brosquil (ColecciónEstrella Polar), 2006

(Reseña de Leoteca)

Un zorrito decide iniciar un viaje en busca de nuevas flores para su árbol amigo, que las ha perdido al llegar la primavera. Mientras recorre las tierras más allá del bosque, el tiempo y las estaciones van pasando, y cuando regresa de nuevo se ve sorprendido al ver a su árbol amigo otra vez lleno de flores.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 4

El muñeco de nieve. Raymond Briggs. La Galera, 2007

(Reseña Revista Imaginaria)

El muñeco de nieve del autor inglés Raymond Briggs es una de esas historias silenciosas que se ha transformado en un "clásico" contemporáneo. Publicado en 1978, fue adaptado y llevado al cine en 1982 en un cortometraje realizado por Dianne Jackson.

En el libro, la narración avanza como en un cómic o mejor, como en un storyboard que invita a una suerte de lectura cinematográfica por medio de viñetas. Estos cuadros, según los requerimientos dramáticos de las situaciones representadas, varían su tamaño llegando a expandirse a la doble página en momentos de clímax narrativo o a una gran condensación, como en el caso de la última imagen, mínima y solitaria en medio de la página en blanco. Continúa leyendo aquí.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 5

La avellana. Anne-Florence Lemasson / il Dominique Ehrhard. Combel, 2017

(Reseña Canal Lector)

La arquitectura de papel nos sumerge, con la misma cadencia con la que caen los copos de nieve, en pleno invierno. Un manto blanco va cubriendo lentamente el paisaje, incluida una pequeña avellana que iba a servir de comida a la ardilla. El escenario se puebla poco a poco de otros animales, en busca de cobijo hasta la llegada de los primeros rayos de sol. La sucesiva aparición de nuevos personajes es una excusa para trazar una acertada metáfora sobre el ciclo de la vida y el paso del tiempo, confeccionada a base de bellas construcciones pop-up que seducen al pequeño lector desde los primeros compases. Una sutil propuesta para leer en compañía y sorprenderse con cada ingenioso desplegable, al mismo tiempo que disfrutamos de la musicalidad que posee la narración. Podéis ver el libro aquí, en el canal de YouTube de la editorial Combel.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 6

Josefina en la nieve. Alexander Steffensmeier. Anaya, 2010

(Reseña, Revista Babar)

En esta nueva aventura, Josefina en la nieve, esta vaca tan simpática (ya toda una experta cartera) se ve de repente sorprendida («mecachis?») por una gran nevada que ha cubierto todo de un espeso manto blanco. Josefina está completamente confundida: no sabe cómo llegar a casa y lo que es peor, debe llegar antes de la cena porque? ¡es Nochebuena! Si quieres leer toda la reseña y no perder ningún detalle de esta gran aventura de una de nuestras vacas preferidas, aquí te la dejamos.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 7

Blanco como nieve. Mar Benegas / il. Andrea Antinori. A buen paso, 2018

(Reseña, blog Biblioabrazo)

La historia tiene los tintes clásicos de los cuentos redondos que tanto gustan a los niños. Un comienzo certero: Érase una vez, que continúa con la presentación de un lindo ratón blanco que sale a dar un paseo y distraído, se pierde sin saber regresar a casa. Buscando el camino encontrará varias casas en las que será sometido en cada una de ellas a la resolución de una adivinanza. Si la solución es la correcta, saldrá ileso y podrá continuar su camino.

Es una historia de ida y vuelta, en la que el pequeño personaje se enfrenta a peligros y miedos, sabiendo resolver, no sin esfuerzos, cada situación. Continuar su lectura aquí.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 8

Irene la valiente. William Steig. Blackie Books, 2020

(Reseña Blackie Books)

Irene, hija de la costurera, tiene una misión: llevarle un vestido a la duquesa. No la acobardará la tormenta ni un viento que insiste en darle miedo. Intenta atravesar el bosque: se le congelan las lágrimas, se hunde en la nieve, cae la noche? ¡Irene corre peligro! Ella es pequeña. Y sabemos que cuanto más pequeño eres, más valiente debes ser para hacer grandes cosas. Pero no en vano ella es Irene la valiente.

Año de nieves, año de bienes... y lecturas  | Imagen 9

Nieve. Sam Usher. Patio Editorial, 2018

(Reseña, blog 5ovejas negras)

«Esta mañana, cuando desperté, ¡nevaba! No podía esperar a ir al parque». Así empieza esta entrañable aventura cotidiana, que engaña en su sencillez y enamora en su ilustración. Este es el primer título de una serie de cuatro cuentos sobre el clima y las estaciones y narra el ferviente deseo de Sam, el pequeño protagonista, cuando descubre que fuera está nevando. La nieve está impoluta, nadie la ha pisado, y él corre a avisar a su abuelo porque necesita salir antes que nadie. Pero su abuelo lleva otro ritmo y, mientras lo espera, ve pasar a vecinos, amigos, perros, gatos y ¿animales salvajes? Mientras espera está seguro de que todo el mundo está fuera menos él. Y por fin salen?Aquí podéis seguir leyendo esta fantástica reseña sobre el libro.

Para terminar esta selección de historias de nieve, os dejamos con un cuento precioso del por qué los pinos, los abetos y los enebros son de hoja perenne.

Una vez, hace mucho tiempo, hacía mucho frío; el invierno estaba cerca. Todos los pájaros emigrantes se habían marchado hacia el sur, para quedarse allí hasta que llegase la primavera. Pero quedaba un pajarito que tenía un ala rota y no podía volar. No sabía qué hacer. Miró a su alrededor para ver si encontraba un lugar donde abrigarse y vio los hermosos árboles del enorme bosque:

- Quizá los árboles me cobijarán durante el invierno-, pensó el pobre pajarito.

Llegó al lindero del bosque. El primer árbol que encontró fue un álamo blanco de hojas plateadas.

- Álamo, ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue el buen tiempo?

- ¡Ahhh...! ¡Vaya una idea! Bastante trabajo tengo con vigilar mis propias ramas. ¡Fuera de aquí!

El pobre pajarito, aleteando lo mejor que pudo con su ala rota, llegó al árbol siguiente. Era un roble grande y frondoso.

- Roble, buen roble, ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue el buen tiempo?

- ¡Vaya una pregunta! Si te dejo vivir en mis ramas picotearás todas mis bellotas. ¡Fuera de aquí!

Aleteando lo mejor que pudo llegó a un gran sauce que crecía a orillas del río.

- Precioso sauce, ¿me dejas vivir en tus ramas hasta que llegue el buen tiempo?

- No, de ninguna manera. Yo no cobijo jamás a desconocidos. ¡Fuera de aquí!

El pobre pajarito no sabía ya a quién dirigirse. Muy pronto le vio el abeto y le dijo:

- ¿Dónde vas, pajarito?

- No lo sé, los árboles no quieren cobijarme y yo no puedo volar lejos con mi ala rota.

- Ven a mis ramas puedes escoger la que más te guste; mira, me parece que en este lado se está más caliente.

- Muchas gracias, pero ¿podré quedarme todo el invierno?

- ¡Claro! Así me harás compañía.

El pino estaba muy cerca de su primo el abeto, y cuando vio al pajarito que brincaba y revoloteaba sobre las ramas del abeto, le dijo:

- Mis ramas no son frondosas, pero puedo proteger del viento al abeto, porque soy grande y fuerte.

Cuando el enebro se enteró, dijo que daría comida al pajarito durante todo el invierno. Sus ramas estaban cubiertas de hermosas bayas negras, y las bayas del enebro son un gran alimento para los pájaros.

El pajarito estaba muy contento en su casa, tan caliente y bien abrigada, y todos los días iba a comer a las ramas del enebro.

Aquella noche el viento del norte pasó por el bosque. Sopló sobre los árboles con su aliento helado y hoja que tocaba, hoja que caía. Quería tocar todas las hojas porque al viento del norte le gusta ver los árboles desnudos.

- ¿Puedo jugar con todos los árboles? -preguntó el viento del norte a su padre, el Rey de la Escarcha.

- No -dijo el Rey-, los árboles que han sido buenos con el pajarito, pueden conservar sus hojas.

Y el viento del norte los dejó en paz, y el pino, el abeto y el enebro conservaron sus hojas todo el invierno hasta que brotaron las nuevas. Y desde entonces, siempre ha sido así.

Soraya Hg.

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