Estoy harto de que me atiendan máquinas muertas y tontas en todas partes. Quiero hablar con seres humanos en este planeta que antes era de seres humanos. No quiero este trato frío y muerto por todas partes. No quiero que me manden continuamente a internet, a los cajeros automáticos, a las mierdas automáticas. Quiero un tipo delante que esté vivo y sienta emociones, y una vida interior no programada del todo, y que pueda contestarme a las preguntas no frecuentes.
Si una empresa pone más personas para atenderme y no máquinas yo compraré en esa empresa. Si un país pone más personas vivas y no máquinas muertas yo me haré ciudadano de ese país. Si muchos hacen lo mismo, trazaremos un mundo más humano. Y sobre todo más vivo. Porque yo quiero vida alrededor de mí que estimule mi vida. Yo quiero árboles que se mueven y ardillas que suben por ellos. Yo quiero lo imprevisible y las inspiraciones que nadie programa. Yo quiero latidos y no sonidos metálicos en torno a mí. Porque yo estoy vivo y no quiero que me maten. Y me rebelo con Albert Camus en nombre de la vida y de la dignidad del ser humano. Y no quiero que me reduzcan a programas miserables y automatismos, no quiero que reduzcan mi vida y le quiten todo encanto. No quiero esta miseria a la que llaman progreso y nos mata a todos.
Quiero que me atiendan personas, coño. Un rostro vivo con latidos vivos y no una máquina que me dice siempre lo mismo, que me habla muerta y sin alma. Por qué demonios queremos matarlo todo. Por qué somos tan papanatas y suicidas. Y mientras tanto los dioses de Silicon Valley que nos pastorean y nos ordeñan ponen a sus hijos entre briznas de hierba con lápices de colores. Yo soy solo un consumidor programado para ellos, pero no estoy de acuerdo, digo : no, no, no, que te follen, estoy vivo.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR
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