Situado frente al Palacio de Monterrey, la fundación de este convento se debe a Manuel de Zúñiga y Fonseca, Conde de Monterrey, en 1636 para albergar a su hija, Inés Francisca de la Visitación, que fue pionera del mismo.
La iglesia de la Purísima, parte pública del convento, fue pensada por el conde como capilla funeraria para sí y su familia. En la fachada de la iglesia llama la atención su pórtico, con 33 metros de longitud y tres cuerpos separados. En su interior destaca el Retablo Mayor en mármol, con un importante cuadro de la Inmaculada Concepción, obra de José de Ribera (1635) y modelo para gran parte de los pintores del Siglo de Oro.
Destacan las puertas exteriores del convento, obra del sig
lo XVIII con imágenes de la Virgen y San Agustín, intervino Juan Gómez de Mora, mientras que las portadas fueron diseñadas por Joaquín Churriguera en el siglo XVIII.
El cimborrio o cúpula llama la atención del viajero tanto por fuera como por dentro, y fue inspirado en la de El Escorial. En 1657 la original cúpula se desplomó siendo de nuevo reconstruida, pero un rayo volvió a llevársela por delante, levantándose la actual en 1746 con la dirección de Setién Güemes.
Fotografías: Antonio Passaporte. Archivo Loty. (Fototeca Patrimonio Cultural Español).
? Convento de las Agustinas.
? Una de las puertas del convento de las Agustinas.