Aquellos que pudieron, estuvieron siguiendo la etapa en sus dispositivos móviles a pie de calle antes de la llegada de los corredores
La organización de La Vuelta y el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo habían recomendado ver la llegada de la carrera por televisión, para evitar en lo máximo de lo posible el riesgo de contagio del coronavirus, pero La Vuelta no es un espectáculo que pase todos los días (sólo es la 4ª ocasión en 75 ediciones que alcanza la ciudad, una simplemente como paso, y tres como final de etapa), con lo cual los mirobrigenses se echaron de forma notable a la calle en la tarde del viernes para ver pasar a los ciclistas.
Eso sí, aquellos que pudieron lo siguieron cómodamente desde sus propios hogares, asomándose a ventanas y balcones justo en el momento en que vieron por sus televisiones que la carrera ya estaba entrando en la ciudad. Aquellos que no tienen visión directa de las vías por las que pasaron, tuvieron que salir de casa con más antelación, viéndose ya ambiente por los lugares por los que iba a pasar desde una hora antes del momento de entrar en Ciudad Rodrigo.
Al menos, algunas de esas personas que tuvieron que salir sí o sí a la calle para ver a los corredores estuvieron viendo la etapa en sus móviles, mientras que a otros le fueron contando por whatsapp cuánto quedaba para que llegasen. Dentro de estas esperas hubo algunas situaciones curiosas.
Por ejemplo, al menos en la Avenida Conde de Foxá y su entorno los establecimientos comerciales detuvieron su actividad durante unos minutos (a fin de cuentas tampoco tenían clientes en esos momentos), llegando a salir a la calle para ver pasar a los corredores una señora que estaba en plena sesión de peluquería en su cabeza. También en esa Avenida, el Bar Casaral estuvo 'abierto' durante un rato para una cuestión muy concreta: como en las viviendas con visión directa de las calles por donde pasaba la etapa, su responsable lo abrió para poner la tele, ver cómo venía la etapa, y salir a la calle justo en el momento oportuno.
En ese gran ambiente callejero que hubo tuvo mucho que ver la meteorología. Después de que las previsiones para esta jornada hubieran sido muy negativas durante muchos días, anunciándose fuertes lluvias para toda la jornada, el cielo se comportó mientras la carrera estuvo en marcha, no cayendo ni una gota no solo en el rato que estuvieron pasando los corredores (cerca de 20 minutos en total), sino tampoco en el tiempo callejero de espera ni en el posterior de podio (más tarde sí cayó un tormentón).
Como es 'tradición' en cualquier evento en los tiempos modernos, numerosos mirobrigenses optaron por inmortalizar el paso de los corredores con sus teléfonos móviles, grabando vídeos de ese momento. Mientras tanto, aquellos que no tenían las manos ocupadas en eso, aplaudieron a los ciclistas, e incluso a más miembros de la caravana de La Vuelta, como a agentes de la Guardia Civil, que incluso tuvieron que 'saludar' a su paso por Conde de Foxá.
A pie, hubo numerosos agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional controlando distintos puntos, por ejemplo para evitar en ciertos lugares que los espectadores se acercasen a las vallas (sin embargo, en otros no hubo limitaciones, ni siquiera vallas, que sólo se desplegaron a partir de la Glorieta del Árbol Gordo). La Policía Local se volcó al completo en el evento, sobre todo para controlar el corte de calles, tarea en la que también colaboraron unos cuantos voluntarios pertenecientes a clubes deportivos.
Por último, hay que apuntar que algunos espectadores portaron banderas en sus manos, principalmente de España (también se pudo ver una de Unionistas o una de Colombia en la línea de meta, animando al segundo clasificado, Carapaz). Asimismo, junto a la leyenda de 'Ciudad Rodrigo' en el glacis del foso se estuvo ondeando una bandera de España para llamar más la atención del helicóptero de televisión, uno de los al menos 5 helicópteros que sobrevolaron la ciudad en el momento de la llegada de la carrera.