Julián López presentó la renuncia el pasado mes de abril al cumplir los 75 años, edad de jubilación eclesiástica
El Papa Francisco solventó en la mañana del miércoles uno de los relevos episcopales que estaban pendientes en nuestro país: el de la Diócesis de León, aunque creando al mismo tiempo otra vacante a resolver próximamente, ya que para esa Diócesis leonesa ha sido nombrado Obispo el que era hasta ahora prelado de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras.
Este nombramiento para la Diócesis de León merece la atención de la Diócesis Civitatense por un doble motivo. Por un lado, porque se resuelve un 'problema' que llevaba sobre la mesa mucho menos tiempo que la vacancia episcopal en la que se encuentra la Diócesis de Ciudad Rodrigo desde enero de 2019, cuando renunció a su gobierno Raúl Berzosa.
En concreto, la Diócesis de León estaba esperando un nuevo Obispo 'sólo' desde el 21 de abril de este año, momento en el cual su Obispo presentó al Papa la renuncia al cumplir los 75 años, tal y como marca el Código de Derecho Canónico: "Al obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias". Esa renuncia ha sido aceptada justo 6 meses después, este 21 de octubre, nombrando el sustituto ya mencionado.
Y por otro lado, este relevo también suscita la atención de la Diócesis de Ciudad Rodrigo porque el Obispo que ha presentado su renuncia es Julián López Martín, quién fuera desde 1994 hasta 2002 Obispo Civitatense, siendo además Administrador Apostólico de esta Diócesis el año siguiente, hasta que fue nombrado para el puesto Atilano Rodríguez en 2003.
Precisamente, cuando se marchó Julián López de Miróbriga (donde debutó como prelado) lo hizo a tierras leonesas, donde ha estado 18 largos años como Obispo hasta que ha llegado el momento de su jubilación eclesiástica, quedando ahora como Obispo emérito de la Diócesis de León.