La Junta de Castilla y León ponía en marcha el pasado mes de agosto a 615 rastreadores encargados de hacer el seguimiento y la trazabilidad de los casos de afectados por Covid-19 que se detecten en la Comunidad.
Una plantilla, que viene diseñada en función de las indicaciones del Ministerio de Sanidad, estableciendo un rastreador por cada 5.000 habitantes, pero que en el caso de Castilla y León se decidía aumentar en la cifra mínima debido a la variabilidad que el volumen de contagios está generando en todo el territorio.
Una situación que se ha visto especialmente complementada en Salamanca, llegándose a contabilizar a día de hoy 90 profesionales sanitarios dedicados a la labor de seguimiento y control de los casos positivos por Covid, algo q
ue ha supuesto una merma en el ratio de población por cada profesional, que en la provincia salmantina se sitúa en torno a las 5.500 personas por cada uno, situándose así dentro del ranking europeo de territorios con mayor control epidemiológico en este área.
Unas labores a las que se ha incorporado el Ejercito, añadiendo efectivos a los operativos de rastreo, incorporado de forma progresiva Secciones de Vigilancia Epidemiológica (SVe) de las divisiones de Tierra y Aire, con sedes en Burgos, León, Salamanca, Valladolid y Madrid, hasta completar los rastreadores solicitados por la Junta de Castilla y León para reforzar los dispositivos de seguimiento y control de brotes activos en la Comunidad, siguiendo los procedimientos que señale el sistema de salud castellanoleonés.