Baila su baile la luna, y tu mirada se posa. La distancia se acorta. Imperdonable, tu muñeca, mete un balón por un aro.
De pronto parece que ha nacido para estar así, suspendido esas décimas de segundo, el aro con la boca tan abierta, el balón deslizándose, impecable, en su oquedad, el silbido de la red corta el aire al rozar el cuero en su descenso. Y? se produce el milagro: la luna baila dentro de ti.
Nadie sabe los tiempos, las carreras, las prisas, los desvelos, las horas de estudio; nadie, salvo tú, conoce el generoso esfuerzo, las madrugadas de relegado sueño, (pero el sueño, justo tu sueño, siempre se obceca), las noches de insomnios constantemente impulsados, impregnados de un futuro tan incierto? Pero la mano enchufa con limpieza y el balón obedece, creando la belleza. La red vacila, oscila, vibra como una membrana en tu corazón, como un eco silencioso que queda para siempre tatuado en tu cerebro, recorriendo cada día con insistencia el latido de tus venas.
La pasión te mueve. Ese sol redondo, naranja, y la ciencia, son tus amores. Y los valores empapándolo todo, haciéndote éticamente impecable.
Los sueños de un niño se cumplen. Se cumplen, se tejen al amor de una candela encendida, grabada a fuego que arde tan dentro, esa fiebre, ese impulso, ese anhelo?
Soñar no cuesta nada, pero sí encestar los sueños, velarlos, día y noche, evitando las ráfagas de aire que pudieran apagarlos, regarlos para que crezcan aunque sea con lágrima y sudor, para que fluyan, inmensos, inmersos en el fondo del alma, donde se alborotan, inquietos, los deseos.
Eres fruto de amor entrelazado, misterio de la vida, que une una célula a otra, diminutas, e hilvana la energía y la inyecta dentro, fuerza que germina, la vida es un regalo, el amor más generoso florece el universo, pone ramas, brotes, buena sementera, aletea ávida cual primavera.
Soñar, saber, ser, saber ir siendo, no desfallecer, creer, increíblemente, infinitamente, crecer, exponencialmente, desaforadamente, pidiendo que la vida se vista su diadema, convertida hoy en corona de laurel a un aliento infatigable.
La vida, qué regalo, en un bucle interminable, una cuenta tras otra, engarzándose, engrosando los sueños, que hoy cuelga de tu pecho, medalla invisible.
Y nada es fin, que todo es comienzo, y cada etapa se siembra de nuevo?
Que tus sueños sigan siendo por siempre tu alimento, y los honores recompensen tu esfuerzo y tu humilde silencio.
Y tú? te deslizas impecable por el aro de la luna y encestas tu sueño en su baño de luz.
Baila su baile la luna. Y tú, feliz, danzando, brillando dentro de ella.
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