Hablar de la comunidad parroquial en la provincia de Salamanca es sinónimo de entrega y esfuerzo a partes iguales, con un verdadero problema que, lejos de aminorar, parece ir en aumento. Y es que la avanzada edad de buena parte de los sacerdotes que se encuentran al frente de las Parroquias provinciales, quienes ya cuentan, en muchos casos, con más de 75 años, sigue generando hoy por hoy un verdadero problema en el seno de la Iglesia salmantina, que busca soluciones y renovaciones frente a una más que acusada falta de vocaciones.
Los últimos datos conocidos sobre el censo provincial de la iglesia, son un ejemplo de la realidad que hoy se vive. Y es que, a falta de una nueva actualización para este año, son en torno a 160 los sacerdotes que se mantienen en activo, muy lejos de los 233 con los que la institución religiosa contaba hace poco más de 20 años.
Hoy por hoy, más de la mitad de los sacerdotes ya se sitúan en los 75 años, edad máxima para su posible jubilación, lo que se traduce en que las más de 410 parroquias de la provincia están atendidas por 119 curas, o lo que es igual, que cada uno de ellos se encarga del mantenimiento y los servicios de una media de 4 parroquias, situación que está generando una importante carga de trabajo a sus responsables, quienes a diario se encargan de todo lo referente a ellas, desde el cuidado de las instalaciones, pasando por la atención a los vecinos de manera directa y personal, hasta los diferentes servicios religiosos que deben oficiar en cada una.
Sea como sea, los párrocos no escatiman esfuerzos, algo que se ha visto incrementado desde el comienzo de la pandemia por el coronavirus, momento en el que han sido pieza fundamental para los vecinos de la provincia y la capital, sirviendo de "bálsamo" ante la complicada situación que se ha vivido, hoy acrecentada si cabe ante la dura crisis económica que se avecina y las diferentes necesidades que ya están aflorando en las familias, tanto económicas como espirituales.
CAMBIOS EN ESTE CURSO PASTORAL 2020-2021
El envejecimiento de los sacerdotes y la necesidad de renovación han sido unas de las principales razones por las que el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López, notificaba hace apenas unas semanas los nombramientos y movimientos en las parroquias de cara al nuevo curso pastoral. Ajustes que afectan a algunos arciprestazgos de la capital y de la provincia, con un cambio de sacerdotes en algunas de sus parroquias destacadas.
En concreto, en la capital y en el Arciprestazgo de San Juan de Sahagún y Virgen de la Vega, el sacerdote Gonzalo Escamilla es el nuevo párroco de Sancti Spiritus. Asimismo, en el Arciprestazgo de Santa Teresa, en la ciudad y La Armuña, Juan José Calles Garzón asume también el cargo de administrador parroquial de Topas y Valdelosa, mientras que Javier Alonso Talegón es el párroco de Almenara de Tormes y Valverdón. Por último, Miguel Ángel González
Fernández se ha convertido en el administrador parroquial de San Pelayo de Guareña y El Arco.
En el Arciprestazgo de San Pedro Apóstol, en el Trastormes, los sacerdotes José Vicente Gómez Gómez y Tomás Durán Sánchez son los párrocos de La Santísima Trinidad y la Sagrada Familia, Aldeatejada y Doñinos de Salamanca. Y de estas mismas parroquias ha sido adscristo al equipo presbiteral Miguel Ángel González Fernández. Y el P. José Luis Miguel Izquierdo, sacerdote del Sagrado Corazón de Jesús, como párroco de Nuestra Señora de los Dolores. Por último, en este arciprestazgo también ha sido adscrito como diácono permanente a la parroquia de Santa María de Nazaret a Marcos García Diego.
En lo referente a la provincia, el Arciprestazgo de Santa Teresa, en Alba de Tormes y Guijuelo, presenta cambios y el hasta ahora párroco de Ledesma, Emilio Vicente de Paz, se convierte en el de Alba de Tomes, Amatos de Alba, Martinamor y Valdemierque; y Juan Francisco Buitrago Pérez asumie la tarea pastoral como párroco de Garcihernández, La Lurda, Peñarandilla, Anaya de Alba, Herrezuelo y Navales.
En el Arciprestazgo de Vitigudino-Ledesma y Robiza, el sacerdote Miguel Martín Yuste pasa a ser párroco de Ledesma, Villaseco de los Reyes, Monleras, El Manzano, Sardón de los Frailes, Gejo de los Reyes, Manceras, Berganciano, El Groo, Puertas, Cerezal de Puertas, Iruelos, Tremedal, Peñalvo, Villamarmayor de Ledesma, La Mata de Ledesma, Villaseco de los Gamitos, Encina de San Silvestre, Doñinos de Ledesma, Zafrón, Campo de Ledesma y Gejuelo del Barro.
En la zona de la Virgen de la Peña de Francia también se han producido una serie de nuevos nombramientos, como el del sacerdote Alejandro Carabias López como párroco de Lagunilla, Montemayor del Río, Colmenar de Montemayor, Peñacaballera, Valdelageve y Valbuena, mientras que José Romelio Ramírez asume también la labor de administrador parroquial de Pinedas. Además, Alfredo Fernández Giménez continúa como párroco de La Alberca, El Cabaco, Nava de Francia, Cereceda y La Bastida.
En este mismo arciprestazgo, Mikel Echezarreta Celaya se convierte en el párroco de San Martín del Castañar, Sequeros, Las Casas del Conde, San Miguel de Robledo y Cilleros de la Bastida; y Carlos José Martín Martín, de Cepeda, Miranda del Castañar, Villanueva del Conde y Garcibuey. Por último, el P. Noé Alejandro Liñán Córdova es el nuevo administrador parroquial de Mogarraz, Monforte de la Sierra, Madroñal, Sotoserrano y Herguijuela de la Sierra.
Las renovaciones finalizan con el Arciprestazgo de Peñaranda de Bracamonte y Calvarrasa-Las Villas, en el que Fernando García Gutiérrez es ya el administrador parroquial de Mancera de Abajo y Salmoral, además de hacerse cargo de Macotera, Santiago de la Puebla, Alaraz y Malpartida, y sigue al frente de la delegación de Caritas Diocesana en Peñaranda y para toda la zona.