Las empresas dedicadas al transporte de pasajeros en autobus, sea en el ámbito que sea, son sin duda otra de los ejes vertebradores de las comunicaciones tanto a nivel de grandes ciudades como de pequeños municipios que pueblan nuestra provincia. Un sector que, lejos de escapar de los efectos que la pandemia ha dejado a su paso, afronta su presente con incertidumbre y con la desazón de vislumbrar un futuro próximo que apenas cuenta con garantías.
Un ejemplo de la dedicación al público y la entrega al trasporte de pasajeros de manera cercana la encontramos en la empresa peñarandina Autocares Toursan, quienes con más de medio siglo de vida, continúan adelante con un modelo empresarial que les ha llevado desde su ciudad a ser conocidos y reconocidos a nivel provincial, autonómico y nacional.
Francisco Sánchez, uno de los responsables de esta empresa familiar de autobuses, destaca la situación que en la actualidad vive el sector, algo que ha llevado a movilizaciones generales, mientras se adapta a la nueva situación de convivencia junto al Covid-19
¿Cuál es la radiografía actual del sector tras la pandemia?
La radiografía actual del sector refleja un gran número de 'fracturas abiertas' en la estructura de una empresa, cuyos cimientos se apoyan en el trabajo que se desarrolla en el ámbito del transporte discrecional y turístico. Por otra parte los contratos con la administración pública han estado suspendidos desde el pasado mes de marzo, que se decretó el estado de alarma, hasta la finalización del curso escolar.
¿Habéis notado cambios significativos en la forma de viajar de la gente? ¿Hay miedo a desplazarse hoy?
La gente que viaja está plenamente concienciada de viajar con la mascarilla. Pero evidentemente el temor está ahí y muchos clientes han decido aplazar sus viajes.
En comparativa con el pasado año ¿Cómo está siendo el verano hoy y como fue hace un año? ¿Habéis cuantificado el porcentaje de viajeros que este año no se han movido?
Durante todos estos años por esta época se hacían multitud de viajes como campamentos, excursiones con asociaciones, transfer de aeropuertos, viajes a la costa, circuitos culturales, transporte de invitados, despedidas de soltero, llevando a los jóvenes a las fiestas de los pueblos. La cuantía como tal es difícil de calcular,
pero las contrataciones se han reducido sustancialmente hasta ser prácticamente inexistentes.
¿La subsistencia de una empresa como la vuestra en el entorno rural presenta ventajas, inconvenientes o ambas? ¿Cuáles?
Siempre que no hay contratación de viajes la subsistencia es muy difícil por lo que es un inconveniente. En estas zonas rurales la población está muy concienciada y en un año como el que vivimos la prudencia predomina sobre el interés vacacional y turístico.
¿Cuáles son los valores que más sobresalen de cara al cliente en empresas como la vuestra y frente a las grandes operadoras?
Nuestra empresa es familiar, lleva más de 60 años prestando servicio en toda la comarca, ámbito nacional y capitales limítrofes. El trato cercano y personal es uno de los aspectos que más pueden diferenciarnos de las grandes operadoras.
Encarando ya la recta final del verano y con un nuevo curso a las puertas ¿Cómo se presenta el futuro más inmediato?
A corto plazo contamos con las prórrogas de los contratos en relación al transporte escolar y, si los rebrotes de la pandemia no agravan la situación, el próximo 9 de septiembre empezaremos con las rutas escolares siguiendo en todo momento tanto los protocolos adecuados en la desinfección diaria de los autocares como con los usuarios.
¿Consideras que las administraciones están ofreciendo el apoyo que necesitáis en estos tiempos? De no ser así ¿Qué reclamas?
A día de hoy, las administraciones no están haciendo todo lo necesario para salvar el sector turístico y del trasporte. Un claro ejemplo de este abandono es la falta de cualquier tipo de indemnización o ayuda directamente ligada con la cancelación de los contratos de transporte escolar del curso pasado. Sin embargo la inversión para la adquisición de vehículos para realizar dichas rutas es muy grande y las empresas están teniendo que asumir los costes mensuales de leasing y préstamos.
Cierto es, que La Junta de Castilla y León está dando ayudas al sector turístico y del transporte regular. Pero dada la situación actual, están resultando insuficientes e ineficaces a la hora de frenar la depresión económica de una empresa de transporte discrecional de viajeros que lleva parada desde el mes de marzo.