El presidente de Corea del Norte Kim Jong-Un ha sorprendido al dictar confiscar todos los perros de Pyongyang, la capital del país, argumentando para ello que "estas mascotas representan la decadencia de occidente".
La medida se ponía en marcha el pasado mes de julio, y parece responder, según algunos medios internacionales, a la tendencia
de ciudadanos de alto rango a tener perros como mascota, lo que no se ve con demasiados buenos ojos entre las clases más bajas, que piensan que se trata de un "capricho burgues".
Los dueños de los perros están preocupados y han mostrado su preocupación ante la situación, aunque mantienen su silencio públicamente debido al respeto que deben mantener