Un presidente republicano pertenecería a un partido y, fuera cual fuera, el nivel de crítica sería permanente, por lo cual se haría insufrible, por carecer de imparcialidad política.
Un estado con tensiones nacionalistas, como tenemos actualmente, la monarquía, es hacedora de respeto y cohesión, algo que nunca tendría un presidente republicano.
La permanencia de la institución monárquica, garantiza que no haya vacíos e/o interinidades en la jefatura del estado, disciplina y neutralidad en las instituciones con mayor peso: las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad. Aportando fortaleza y estabilidad.
Nuestra monarquía parlamentaria fue aprobada libre y democráticamente por la gran mayoría del pueblo español en referéndum constitucional. Por lo cual goza de Legitimidad Democrática
La monarquía parlamentaria está desprovista de soberanía, ya que reside en el pueblo a la vez que carece de Poder Ejecutivo, sin embargo ha sido garantía para desarticular momentos de ruptura o/y cambio de régimen.
Goza de mayor fuerza representativa en el exterior que un presidente republicano, el cual nunca iba ser recibido como el rey de España, el peso de la historia es un factor que se inclina a su favor y del que gozamos los ciudadanos.
Las democracias monárquicas más importantes del mundo gozan de alto nivel cultural y económico: Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Bélgica, Suecia, Noruega, Japón, Canadá o Australia
La monarquía constitucional española ha propiciado la concordia nacional, haciendo posible la constitución de todos devolviendo la soberanía al pueblo. El llamado Régimen del 78. España ha gozado del más largo periodo de paz, progreso y prosperidad de su historia. En contraposición, las dos experiencias republicanas que hemos tenido constituyeron rotundos fracasos, envueltos en sectarismo, anarquía y enfrentamientos violentos, ocasionando cientos de muertos en los levantamientos de Asturias y Barcelona.
Por supuesto la institución no es perfecta, el Rey Juan Carlos jugó casi 40 años de reinado de bienestar, a una baza nefasta, aquella cacería de elefantes? le convirtió para muchos en un apestado. Demos tiempo a qué la Justicia hable, mientras solo es presunto. Las Cortes son depositarias de la soberanía popular, y ante conductas impropias del soberano pueden imponer la abdicación en el sucesor/a.
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