Aunque el montículo se mantiene como antaño, su entorno se ha transformado considerablemente como se puede apreciar en la fotografía
Casi a orillas del Tormes se levanta, veintiún metros sobre el nivel del suelo, la Peña Celestina. Se dice que tomó su nombre de la famosa Tragicomedia de Calixto y Melibea, o también que el nombre de la peña ya existía antes, y bautizó a la ficción literaria.
Todas son preguntas sin respuestas, porque el origen de la peña se pierde en el tiempo y no se ha encontrado documentación para datarlo.
Villar y Macías se refería también a la Peña por el nombre de San Cayetano, cuando a finales del siglo XVII, se instalaron en su cima los padres Cayetanos sobre las ruinas de lo que fue el Alcázar de Salamanca.
Al margen del misterio de su nombre, también existe una curiosa historia. La roca da salida en algunos puntos a pequeños filetes de agua, a la que se le atribuye virtud para curar males de ojo, pero no difiere de las demás de la ciudad, el carácter milagroso del agua era una arraigada tradición entre los salmantinos.
No se sabe dónde ha ido a parar ese agua. Aunque se ha intentado buscar información no se ha encontrado nada. El agua de la peña Celestina, como su fama de milagrosa, ya no está.
Pero el agua no es lo único milagroso. En esta zona, la muralla de la ciudad tenía una puerta llamada de los Milagros que tomó el nombre de una ermita que había sobre ella dedicada a Nuestra Señora de los Milagros. Sobre el muro de dicha puerta se venera una imagen de la Virgen por cuya intercesión se habían hecho muchos milagros.
Se desconoce si la tradición milagrosa de aquella Virgen de los Milagros tiene algo que ver con las aguas milagrosas de la peña. Pero no deja de ser una interesante coincidencia.
Fotografías: Fuente Salamanca en el ayer.