"El calor no afecta a la transmisión directa del virus, la que es a través de las gotitas de saliva entre personas", por eso, "es más importante que nunca usar la mascarilla y mantener la distancia social", subraya el virólogo Estanislado Nistal
El virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad CEU San Pablo, Estanislao Nistal, recuerda la importancia del buen uso de las mascarillas porque son un "elemento de protección que garantizan que no se dispersen las gotitas de saliva cuando salen de nuestra boca, ya que quedan retenidas en ella", aunque advierte de que no basta solo con utilizar contra la COVID-19, "es importante usarla y conservarla correctamente".
Al usarlas, "reducimos la exposición de las personas que puedan estar expuestas al virus que nosotros estemos produciendo y evitamos que otras personas se infecten", añade Nistal, quien aclara que estos meses de verano, "el calor no afecta a la transmisión directa del virus, la que es a través de las gotitas de saliva entre personas". Por eso, subraya, "es más importante que nunca usar la mascarilla y mantener la distancia social". El calor sí afecta al virus en cuanto a la vía de transmisión indirecta, que supone la deposición de partículas de saliva sobre superficies, que posteriormente podemos tocar con la mano y llevárnoslas de forma involuntaria a la cara o toquemos a otra persona.
La mascarilla puede ir acumulando bacterias si la vamos apoyando sobre la barbilla o el pelo por ejemplo. Para ilustrarlo, Nistal cita como ejemplo los estafilococos que, a nivel piel, se pueden detectar cuando tenemos una pequeña herida en la piel, que puede ser al afeitarnos, y los granitos que nos salen son en realidad pequeñas infecciones como consecuencia del estafilococo.
El problema reside en que los estafilococos pueden producir también infecciones respiratorias, o pueden también producirnos una coinfección o una segunda infección cuando tenemos gripe. Algunos estafilococos son resistentes a los antibióticos y pueden gravar más el problema. En esta línea, el profesor de microbiología señala es importante extremar la atención al ponerlas y quitarlas.
Y es importante recordar que no hay que moverlas ni retirarlas hacia la barbilla o el pelo, ya que está en contacto y acumulan microorganismos de nuestro cuerpo. Nistal recuerda que al manipular la mascarilla se debe hacer desde las gomas que se ponen detrás de las orejas. Además, si reutilizamos mascarilla durante varios días, "estamos acumulando y posteriormente inhalando esas bacterias y podemos tener algún problema como molestias en la garganta, boca o nariz".
Pero, Nistal advierte del "riesgo de que esas bacterias puedan bajar a la parte baja de nuestros pulmones y producir una infección bacteriana que tenga como consecuencia una neumonía. Especialmente en las personas que hayan tenido el SARS-Coronavirus 2 puede agravar su patología, o la de otras personas con otras patologías de base, que incremente el riesgo de tener neumonía severa, como los pacientes con fibrosis quística".
Por último, recuerda que siempre hay que manipular la mascarilla desde sus gomas elásticas y que, "si tenemos que quitárnosla por algún motivo puntual, recomienda guardarla en un recipiente que no exponga a la mascarilla como en un sobre de papel, que es deshidratante y dificulta algo el posible crecimiento de las bacterias. Mejor que dejarla en una superficie o en una bolsa de plástico".