Esta semana todos los medios provinciales han llevado en primera plana la noticia del denominado "Pacto para la Reconstrucción de Castilla y León". Un pacto en el que, yendo al detalle en sus páginas, se aprecia una acusada falta de concreción en la mayoría de los puntos que recoge, parte de los cuales, dicho sea de paso, poco tienen que ver con la reconstrucción sanitaria y económica de la autonomía, escapando algunos de los puntos a las competencias de la comunidad autónoma.
No obstante, el hecho de que se despachen 86 puntos en apenas 17 páginas ya supone una buena muestra de que mucho no se han desarrollado los mismos, pues sale una media de más de 5 puntos por hoja, despachándose varios de ellos en apenas dos líneas (por ejemplo, el Plan de Promoción Industrial) sin que se detalle nada al respecto más allá de una bonita frase de querer hacer pero sin decir cómo. A ello habría que sumar lo paradójico de que se llegue incluso a incluir un punto cuya vigencia caduca con el fin del estado de alarma.
Por ello, ante la ambigüedad de buena parte de los puntos del pacto, no resultan extrañas las palabras del vicepresidente de la Junta y jefe autonómico de Ciudadanos (C's), Francisco Igea, que tras el pacto ha señalado que "lo firmado se va a cumplir, otra cosa es en qué condiciones". Así, no parece descartado que la Junta acabe decidiendo unilateralmente sobre los puntos difusos del pacto, ante un posible escenario de falta de consenso entre los firmantes una vez que se entren a concretar las medidas no desarrolladas del acuerdo, que son la inmensa mayoría.
Y es que, en este pacto, más allá de las buenas palabras, apenas cinco puntos recogen una cuantía exacta para planes concretos, aunque no se desgrana en ellos cómo se van a desarrollar dichos planes ni cómo se van a invertir y repartir los fondos consignados en ellos, lo que supone que en realidad no se sepa cómo se van a implantar los planes.
Asimismo, en el afamado acuerdo se habla de reformar los sistemas sanitario, de atención primaria y las UCIs hospitalarias, pero no se concreta absolutamente nada de cómo se pretenden llevar a cabo esas reformas, ni se deja entrever siquiera el sentido en el que se van a plantear. Algo similar a lo que ocurre con el supuesto refuerzo de la cobertura de ambulancias, de modo que seguimos sin saber si por fin va a dar o no el brazo a torcer la Junta de cara a que en el noroeste salmantino pasemos a tener de una vez una ambulancia de emergencias propiamente dicha.
Y otro tanto se puede decir de las ayudas que se afirma se van a consignar para que las empresas, el comercio, la hostelería, el turismo o los trabajadores capeen los efectos de la pandemia, puntos que se despachan con simples buenas palabras, sin entrar a detallar los criterios en base a los que se van a diseñar esas ayudas, ni tampoco las cuantías que se van a destinar a dichos sectores.
Sí se señala, por su parte, que se repartirán 25 millones de euros a los sectores de agricultura, ganadería y sector agroalimentario, si bien el Plan adolece en este punto nuevamente de fijar medidas concretas, plazos y cualquier tipo de criterio que pueda dejar entrever cómo se va a diseñar el plan para el reparto de ayudas en estos sectores, y en este sentido si se primará a los productores o al resto de la cadena agroalimentaria en el reparto.
En definitiva, se echa en falta en dicho pacto que haya concreción en las medidas, pues el documento presentado, aunque bien vendido a la prensa, está muy poco trabajado, y desde luego todos los grupos parlamentarios van a tener que trabajar y entrar más a fondo si quieren acabar desarrollando medidas concretas, y será entonces cuando se vea si realmente los puntos del pacto se pueden implantar con consenso o si, por el contrario, pasan a ser medidas unilaterales del gobierno autonómico.
Esperemos, en todo caso, que se pongan manos a la obra cuanto antes para presentar unas medidas ya detalladas, y confiemos en que la labor realizada pueda ser lo suficientemente buena como para crear un consenso generalizado y, sobre todo, que puedan repercutir en que las sociedades leonesa y castellana salgan de la mejor manera posible de la crisis económica abierta por la pandemia.
Y es que, a día de hoy, más que medidas concretas y trabajadas hemos tenido poco más que una foto buscada por los grupos firmantes, con una escenificación rimbombante en un escenario montado para la ocasión, con dos grandes lonas con el nombre del pacto que, dicho sea de paso, se han pagado de nuestros impuestos para no poder volver a usarse (se ve que la austeridad que exige la actual coyuntura no afecta al autobombo). Pero después de la foto y de tirarse flores unos a otros, toca trabajar y sacar del bache a la sociedad, que es de lo que se trata en realidad, más que de buscar fotos y postureo.
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