Recuperamos una imagen para homenajear a estos profesionales, la de una vendedora de hilaturas en Sorihuela, depositada por Virgilio García Mateos en el Archivo del IDES de la Diputación de Salamanca
"El autoabastecimiento ha sido una fórmula infalible para resolver las necesidades esenciales de la vida cotidiana en el mundo rural. No obstante, el suministro de productos menos accesibles ha promovido la práctica de la venta ambulante, gracias a la cual era posible proveer a las gentes de nuestros pueblos no solo de alimentos, sino también de materiales de muy diversa índole". Son las explicaciones del director del Instituto de las Identidades (IDES), de la Diputación de Salamanca.
En la imagen adjunta podemos ver a una vendedora de hilaturas recogida en Sorihuela. Se trata de una foto depositada por Virgilio García Mateos, dentro del Plan de Recuperación de Archivos Audiovisuales Familiares, que promueve el IDES.
"A este grupo de profesionales se sumaban todos aquellos que recorrían los núcleos de población, haciendo apaños varios: hojalateros y lañadores, silleteros, afiladores (cuya presencia, por cierto, se asociaba a la lluvia), colchoneros, cacharreros, chatarreros, chamarileros y buhoneros de toda suerte, que a veces se anunciaban con curiosos pregones", añade Blanco.
Este etnógrafo recuerda que "antes de la generalización del automóvil, estos trashumantes del comercio se desplazaban en caballerías, en carros y carretas o simplemente a pie. Su contribución a hacer más fácil la vida rural fue, y sigue siendo, siempre de agradecer".