5 niños y dos adultos en un piso de 90 metros cuadrados. Los padres, Luis y Carmen, reconocen que en la cuarentena "ha habido días de todo" pero no han perdido la energía
La familia Fuentes de Luis sonríe con más intensidad desde el pasado domingo 26 de abril cuando los cinco niños de la casa pudieron salir a la calle después de 44 días y respirar aire puro. Han sobrevivido a este confinamiento en un piso de 80 metros cuadrados. Son 5 hermanos: Lucía (9 años), Irene (8), Pilar (6), Carmen (3) y Mateo (1). Los padres, Luis y Carmen, no han perdido la energía. Una forma de vida diferente. Agobiados pero felices.
"Hemos tenido ratitos de todo, no podemos negarlo. Al principio el agobio nos podía porque nos veíamos encerrados aquí en el piso, sin un balcón ni siquiera donde poder salir. Cuando nos dijeron que sería para 15 días nos lo tomábamos con positividad, ya cuando veíamos que se prolongaban los días no nos quedó otra que cambiar la rutina, mentalizarnos e intentar llevarlo lo mejor posible sin perder la fuerza", explica Carmen, la madre.
Han sido capaces de combinar, como el resto de niños salmantinos, las clases online y las actividades extraescolares de las mayores, pero aquí eso se suman los cuidados propios que necesitan los dos pequeños. "Mi marido trabaja todas las mañanas y yo sola me organizo con los cinco. Desayunamos juntos y luego Lucía, Irene y Pilar se centran en los deberes. Cada una tiene su dispositivo electrónico e intento ayudarlas con los exámenes, con los ejercicios, con las dudas? hay momentos de agobio porque todas quieren que esté con ellas y es imposible", confiesa.
Ella es docente, aunque este curso no estaba trabajando. Aprovechó para cursar Audición y Lenguaje en la Universidad Pontificia, en la modalidad semi-presencial. Su plan de estudios cambió radical con la declaración del estado de alarma y ahora sus hijos ocupan toda su agenda. "Hay días que tengo videollamada con mis tutores y aquello es una locura, pero tengo que seguir y no puedo dejarlo ahora. Hasta ahora me organizaba bien porque los niños estaban en el colegio y en la guardería, pero esto nos cambió en todos los sentidos. Ahora intento acabar el TFG (Trabajo de Fin de Grado) por las tardes y los fines de semana, además de alguna noche que aprovecho a estudiar cuando todos están dormidos", explica.
Ingenio y multitud de actividades
El confinamiento se ha convertido para ellos en una oportunidad. Han hecho tareas en familia que nunca habían podido poner en marcha por falta de tiempo. "Hasta Mateo, con un año, ayuda a poner la mesa".
En esa casa del barrio de Capuchinos ha habido tiempo para todo. "Han hecho galas de Operación Triunfo en las que ellos son los protagonistas, se han convertido en cantantes, en cocineros, las niñas se han maquillado por primera vez, se han disfrazado, han descubierto juegos de mesa, han hecho manualidades, muchos dibujos? hemos intentado no parar para que los días no se hicieran tan largos y no se agobiaran".
Ahora ya una hora al día salen a la calle, y eso les ha dado un plus de energía. "Salimos muy contentos, pero también con miedo a que puedan contagiarse, por eso tenemos mucho cuidado. Salimos en 2 grupos, unos conmigo y otros con mi marido, vamos cambiando el orden para que les resulta más ameno".
Manda un mensaje de optimismo. "Lo peor ya ha pasado, siempre se puede y a todo hay que acostumbrarse. Hemos aprendido a priorizar otras cosas. Seguramente no tenga la casa más ordenada, pero sé que mis hijos son felices, y eso hace que todo merezca la pena", concluye.