Los templos reabrirán cuando la provincia de Salamanca entre en la 'Fase 1' de la desescalada
El Administrador Apostólico de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Jesús García Burillo, ha remitido a todos los sacerdotes civitatenses las normas que se deben seguir cuando se restablezca el culto y el resto de actividades en los templos diocesanos, que se suspendieron a mediados del mes de marzo, justo antes de la declaración del estado de alarma para evitar la propagación del coronavirus.
Estas normas no tienen fecha concreta de entrada en vigor, ya que dependerá del momento en que la provincia de Salamanca entre en la 'Fase 1' de la 'Transición hacia la nueva normalidad' determinada por el Gobierno de España. En este sentido, como mínimo los templos no abrirán hasta el 11 de mayo, pero esa fecha podría retrasarse.
De salida, desde la Diócesis se mantendrá durante todo el período de desconfinamiento paulatino de la población -y hasta que se recobre la total normalidad- la dispensa de acudir a misa los domingos y demás fiestas de precepto, recomendando además que no acudan a los templos las personas con enfermedades crónicas, debilitadas, con riesgo potencial, o de edad avanzada, así como aquellos que vivan con ellas o las cuiden (a todas estas personas se les invita leer en sus domicilios la Palabra de Dios y la oración, y seguir las misas a través de los medios de comunicación).
Sobre las misas
Como normas generales marcadas a nivel nacional, cuando se active la 'Fase 1' los templos podrán tener un máximo del tercio de su aforo, y cuando se entre en la 'Fase 2' (como mínimo dos semanas después), el aforo podrá ser de la mitad. Teniendo en cuenta esas limitaciones de aforo, se recomienda a los párrocos que allí donde sea necesario por la numerosa afluencia de fieles, y siempre que sea posible, ampliar el número de celebraciones eucarísticas los sábados por la tarde y los domingos (es decir, que haya más de 1 misa). En todo caso, los fieles deben mantener una distancia de dos metros y se les recomienda el uso de mascarillas.
Respecto al desarrollo de los mismos, se desaconseja que haya misas concelebradas por más de un sacerdote, marcándose que éste debe permanecer solo en el presbiterio sin monaguillos ni acólitos, permitiéndose únicamente el acceso al presbiterio a aquellos que se encarguen de alguna de las lecturas. Además, se pide que se eviten los cantos generales, y directamente se prohíbe la intervención de coros y el reparto de folletos o cancioneros a los fieles (se recomienda mantener un solo cantor, o algunas voces individuales y algún instrumento).
En torno al gesto de la paz, se suprime, mientras que la Sagrada Comunión se distribuirá en la mano y no en la boca, suprimiéndose el diálogo entre el sacerdote y el fiel (se pronunciará de forma colectiva). De cara al reparto de la Comunión, se ha de respetar la distancia de seguridad, para lo cual se podrían establecer marcas en el suelo para fijar la separación entre fieles. Además, no se pasará el cestillo, que estará situado de forma fija en un lugar visible.
Respecto a otros cultos
Para la impartición del sacramento de la Penitencia, Jesús García Burillo establece el refuerzo de las medidas de seguridad a través de las rejillas de los confesionarios: antes y después de la confesión se han de desinfectar los habitáculos del confesor y del penitente, al que se pedirá que use mascarilla. La confesión podrá realizarse fuera del confesionario, guardando la distancia reglamentaria, y usando mascarilla confesor y penitente.
En torno a los funerales, se aplicarán las normas generales de aforo en los templos de cada fase, acudiendo al cementerio únicamente los familiares del difunto. Tanto para los funerales como para cualquier celebración, se pide que se eviten aglomeraciones en las entradas y salidas de los templos, habilitándose al menos dos accesos distintos.
También en los templos, permanecerá retirada el agua bendita de las pilas, no habrá contacto directo con las imágenes expuestas al culto (se sustituirá por inclinaciones, reverencias u otras señales de respeto), y se deberán extremar las medidas de higiene. En este sentido, se desinfectarán los elementos comunes de los templos tras cada celebración (bancos, pomos y manillas de las puertas, etc.), y se pide que se ofrezca de modo permanente gel hidroalcohólico u otro desinfectante similar.
Respecto a las procesiones y otros actos de piedad popular en el exterior de los mismos, quedan pospuestas hasta que las autoridades públicas permitan aglomeraciones en espacios abiertos sin restricciones.
Sobre otras actividades de tipo pastoral
En el listado completo de normas fijadas por Jesús García Burillo también se fija que todas las actividades que no sean urgentes o estrictamente necesarias han de posponerse hasta que se recobre la normalidad, a no ser que se celebren por vía telemática.
Las oficinas del Palacio Episcopal reanudarán su ritmo de trabajo ordinario a partir del 11 de mayo, aunque se pide a sacerdotes y fieles que aquellos servicios que precisen de dichas oficinas procuren tramitarlos por teléfono o por correo electrónico. Asimismo, las visitas guiadas a la parte noble del Palacio se posponen hasta nuevo aviso, y se ruega que se evite el acceso a la Casa Sacerdotal diocesana a no ser para aquellas cuestiones que sean imprescindibles.
Por último, el Administrador Apostólico ruega a los sacerdotes "que se esmeren para dispensar una atención personalizada a las personas que han perdido a algún miembro de su familia, a la espera de poder celebrar las exequias en su parroquia así como un funeral diocesano por todos los fallecidos".