Nacho Bermúdez es el psicólogo voluntario que atiende a las familias de fallecidos junto a los sacerdotes
Además de los sacerdotes que se turnan para ofrecer sus servicios religiosos en cada sepelio durante el coronavirus en la capital salmantina, Nacho Bermúdez es el psicólogo que acude cada día al camposanto para ofrecer sus servicios. Ha más de tres semanas que acude al tanatorio para recibir a los pocos familiares permitidos en cada oficio: "El responso es breve, sencillo, pero muy digno, de manera que las familias cuando se produce el enterramiento están acompañadas", detalla este psicólogo.
En todo momento, como subraya, "la familia se siente acogida", aunque es consciente de que la situación "es triste, pero ven que su familiar es atendido, querido, y que se realiza una oración por él. Todo eso es muy importante, tanto en el acto en sí, como en el momento posterior del duelo, porque los ritos fúnebres tienen una razón de ser, no es algo que se haya inventado en una cultura determinada, es algo universal que tienen todas, es un momento de despedida, de recuerdo, de aceptación, de acompañamiento".
Bermúdez ha sido testigo de otras situaciones emotivas, "como una familia que el lunes enterró al padre el lunes, y el viernes, a su madre, que estaba muy mal en el hospital". Este psicólogo advierte que se trata de situaciones "muy emotivas", donde el sentimiento de despedida "es intenso". Además, se producen otro tipo de reacciones, "como de injusticia, porque lo reciben la despedida de la gente que se merecen y es habitual, está bastante presente esa idea, y el afecto en esos momentos es fundamental"