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José María Morales: “Se han vivido situaciones desoladoras en el cementerio de Salamanca”
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José María Morales: “Se han vivido situaciones desoladoras en el cementerio de Salamanca”

Actualizado 26/04/2020

El capellán del cementerio San Carlos Borromeo de la capital charra comparte su experiencia en una época de funerales reducidos

El número de muertes provocadas por el COVID-19 alcanza ya las 307 personas. Gran parte de ellas en la capital, que debido a las fuertes restricciones del confinamiento municipal recibían una breve despedida, que a veces se reducía incluso a la presencia de pocos familiares sin ningún tipo de ceremonia. El capellán del tanatorio desde los últimos nueve años, José María Morales, Chema, consciente de la situación, decidió poner en marcha un sistema que garantice un responso y el acompañamiento a las familias. "Sentí la necesidad urgente de hablar con los compañeros míos y ver qué se podía hacer", admite.

Este sacerdote tenía claro que no podían abandonar a las familias en esos momentos tan duros y dolorosos, "es nuestro deber y obligación, acompañarles, como siempre se ha hecho en ese momento único de la despedida del ser querido". Tal y como recoge la web de la Diócesis de Salamanca, Chema ha perdido a su madre por el covid-19, y sabe el dolor que se siente en primera persona. Asegura que cumplir el rito funerario, "ilumina, consuela, fortalece y acompaña en lo más íntimo, te da esperanza, y lo más importante, te hace sentir que tu ser querido está vivo, pasamos a esa vida en plenitud". Chema Morales insiste en que los cristianos, sean laicos, religiosos, y especialmente los sacerdotes, "han de estar en primera línea, allí donde se les necesite". Este presbítero cree que hay que servir a todos, "especialmente a los más pobres y necesitados, débiles y enfermos".

El capellán del tanatorio asegura que la última despedida es "esencial y necesaria", para la buena salud, a todos los niveles, de aquellos que han perdido los seres queridos en estas circunstancias "imprevistas y tremendas". En estas tres semanas de trabajo se han vivido situaciones desoladoras: "Enterrar al marido y que la esposa esté confinada en casa y no pueda asistir, con quien llevaba 60 años; o esa abuela que estaba en la residencia, se cerró y no podían ir a verla, y un día te llaman y te dicen que ha fallecido, y ni la has visto, ni te has despedido, y la primera vez que la ves es cuando está en el coche fúnebre. Vemos todo tipo de casos".

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