Nos invaden hasta la extenuación los vocablos y frases ´desescalada´, ´arcas de Noé´, ´estudios poblacionales´, ´test de detección rápidos y masivos´, ´geolocalización´, carné de inmunidad´, ´coronavirus´, ´mascarillas´. Por cierto, ¿usted tiene ma
En estas fechas semanasanteras lo típico era hablar de viajes con desplazamientos y atascos masivos, procesiones, capirotes y nazarenos, saetas y pasos de cofradías, visitas turísticas a ciudades monumentales, playas, sol, chiringuitos, torrijas y !vacaciones libres¡
Pero a causa del jodido Covid-19, hemos cambiado esas expresiones por otras palabrejas más apocalípticas y horripilantes. Hablamos de ´desescalar´ el confinamiento. Sería más bien un ´desconfinamiento´, o ´desescalado´ o ´desescalamiento´ progresivo, cautelar. Claro, ahora unos quieren un confinamiento más selectivo, que sea forzoso ?o voluntario, se quejan otros? para aquellos que son asintomáticos con los bichejos del Covid-19, pero que nos infectan con mucha mala baba y rapidez.
Palabras nuevas para nuevos y sombríos tiempos que nos esperan tras esta pandemia vírica, que más que sanitaria y mortal ?que lo es y mucho? es también una crisis morrocotuda social y económica.
Nos invaden hasta la extenuación los vocablos y frases ´desescalada´, ´arcas de Noé´, ´estudios poblacionales´, ´test de detección rápidos y masivos´, ´geolocalización´, carné de inmunidad´, ´coronavirus´, ´mascarillas´.
Por cierto, ¿usted tiene mascarillas? Cantaremos como dice esa divertida canción infantil muy tradicional: "Dónde están las mascarillas matarile, rile, rile. Dónde están las mascarillas, matarile, rile, ron, chimpón".
Otra moda actual, y muy extendida en redes sociales, son los falsos rumores informativos o desinformativos más bien. Lo malo de estos bulos sobre el coronavirus es, por ejemplo, su posible origen conspiratorio. Se narra como si fuera un ataque terrorista muy planificado. Con lo que se alimentan los miedos de los ciudadanos. Se fomentan controles policiales y se abusa de las estrategias ´cuarteleras´ en vez de las sanitarias. Con ello se refuerza la idea de invertir más presupuesto en Ministerios de Defensa e Interior por si en el futuro tuviéramos más coronavirus o semejantes amenazas terroristas que puedan destruir nuestro país. Y la ciudadanía, temerosa, pediría ansiosamente más recursos bélicos para atajar la intimidación de esos falsos complots. Se justificaría, de este modo tan obsceno, un incremento presupuestario para las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Sin embargo, estos dineros se van a retrotraer del refuerzo para Investigación y recursos sanitarios de la Salud Pública, y de necesidades sociales vitales. Como siempre, vamos.
Ahora los expertos se están planteando cómo deben funcionar en el futuro las residencias de mayores y centros para personas discapacitadas, etc. Se olvidaran de ello enseguida. También, dicen, habrá que revisar casi todos este tipo de negocios después del final del estado de alarma sanitaria. Pero cuidado, eso de supervisar, no es subir precios porque se vayan a optimizar y dar ?en teoría? más y mejores servicios en esos centros de la tercera edad.
Los ´vejestorios´, solos o en residencias, son los más débiles y vulnerables. Pero ya se sabía cómo funcionaba la asistencia para la tercera edad en algunas comunidades autónomas (sobre todo, las que han gobernado el PP y los catalanes de CIU). Desde 2012 han gestionado brutales recortes sociales y laborales en Sanidad pública y privada y las han dejado en "cueros". Vimos en esas comunidades, hace pocos años, escenas muy lamentables de residentes, casi abandonados y en situación sanitaria muy precaria e insalubre. Es muy frustrante comprobar la lentitud e ineptitud con que esas autoridades autonómicas han reaccionado ante un peligro anunciado. Como ahora con el coronavirusNo hemos aprendido nada, ni en España ni en Europa, porque si a eso le sumamos el envejecimiento de la población europea y la epidemia de soledad, las canículas desmesuradas, podremos tener en los próximos años varias emergencias sanitarias más trascendentales que la del Covid-19.
¿Qué país nos quedará después de esta pandemia? ¿En qué estructura social y económica viviremos? El final del confinamiento sanitario más el socioeconómico va a ser muy largo. Van a perdurar algunos de los actuales recortes de libertades y eso de ´atarse el cinturón´ continuamente. Se le sumarán las consecuencias del cambio climático, al que no estamos haciendo ni puñetero caso. Todo ello condicionará nuestro futuro bienestar y nuestra supervivencia. Habrá nuevos medios de producción y trabajo; otro tipo de relaciones laborales y salariales. Las partidas del Estado para Pensiones, Dependencia, Salud y Educación, se verán congeladas o constreñidas. Dirán que hay que repartir para todos y ´pagar´ las deudas de las ayudas socioeconómicas de la pandemia. La lucha por la despoblación, la España vaciada, volverán a ser una cruel realidad, olvidada por todos, tras la crisis del coronavirus.
Cierto tufillo de autoritarismo penetrará en los gobiernos del mundo, sobre todo en algunos países ya sospechosos de ello. Pero también en las actuales democracias europeas. Esta tiranía, camuflada o no, va a ir de la mano de las severas medidas socioeconómicas para ´salvar la economía neocapitalista´, el sustento de los grandes poderes financieros del actual neoliberalismo.
Vivimos en un decadente mundo neoliberal que es incompetente de aportar soluciones claras, democráticas, ante la urgencia del cambio climático y las epidemias sanitarias y socioeconómicas.
¿Tendremos suficientes salvoconductos y carnés de inmunidad contra estos buitres ?bichos? económicos y políticos? Bien estaría una respuesta común para una salida verde a la pandemia.
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