Estaba sin pavimentar y, posteriormente, se transformó por completo convirtiéndose en uno de los rincones salmantinos más bellos, interesantes e inolvidables
A principios del siglo XX el Patio Chico estaba sin pavimentar, las escaleras de acceso a la puerta de la Catedral eran empinadas y las ediciones adyacentes ruinosas.
Hoy día la grandiosidad, belleza y tranquilidad de este lugar hace sin lugar a dudas que sea uno de los rincones salmantinos más bellos interesantes e inolvidables.
La unión de ambas Catedrales, la Nueva y la Vieja, lo hace único en el mundo y deja fascinado a todo aquel que lo visita. Desde esta plazuela se puede contemplar el mejor conjunto arquitectónico de Salamanca: Ábside de la catedral Vieja, Torre del Gallo, fachada sur del del crucero de la catedral Nueva, cúpula y torre de la misma.
A todo esto contribuye como en otros monumentos de la ciudad, el colorido y la fascinante visión de la piedra de Villamayor, con la que están hechos los edificios y la talla de la decoración.
El Patio Chico se encuentra ubicado en la parte trasera de la Catedral Nueva y es uno de los lugares con mayor encanto, un rincón que es un deleite para los visitantes y turista que llegan a él para admirar la Catedral Nueva por delante y la paz y tranquilidad que produce la Catedral Vieja a la izquierda.
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