Los nutricionistas recomiendan tomarse en serio esta época de confinamiento para evitar caer en malos hábitos alimenticios
Otra de las grandes preocupaciones derivadas del aislamiento obligado al que está sometido nuestro país para evitar la propagación del coronavirus es la relativa a la forma de alimentarnos durante todos estos días en que permaneceremos en casa. Para la nutricionista Estefanía Falagán, la consigna está clara: "hemos de evitar vivir en un fin de semana continuo porque los fines de semana tenemos a levantar más la mano con las comidas". Para evitarlo, propone ser rigurosos con la planificación de las comidas y recomienda seguir intentando que nuestras compras continúen siendo saludables "porque los ultraprocesados son hoy por hoy el enemigo".
El problema, asegura, es que, ante el aburrimiento, "las peores elecciones siempre están a mano". El encierro, añade, "no debe alterar nuestros hábitos pues la falta de ocio y de actividad física nos puede provocar un deterioro en la sensación de bienestar que nos hace elegir un patrón alimentario poco adecuado". La nevera y la despensa llenas después de las compras de estos días no ayudan.
Falagán propone "disfrutar de la alimentación de otra manera" y aprovechar este tiempo, por ejemplo, para hacer una receta novedosa; esa que, en el día a día habitual, no podíamos realizar por falta de tiempo.
Entre sus recomendaciones también se incluye la de no improvisar. "Resulta vital planificar y cocinar con antelación, además de evitar refrescos; otra de esas trampas de las que debemos alejarnos durante el confinamiento, al igual que el azúcar. Hay que intentar beber agua, café e infusiones "porque el círculo del azúcar es grande". Fruta, verdura y frutos secos tampoco deben faltar en nuestra cesta de la compra en estos días extraños "y si el picoteo es inevitable, utilicemos platitos pequeños y sustituyamos snacks por frutas o verduras".
Si el aislamiento nos ha pillado en plena dieta o cuidándonos de cara a la próxima operación bikini, Estefanía Falagan pide que, "en ningún caso te prohibas alimentos". "Intenta retrasar su consumo porque, si te lo prohíbes tajantemente, al día siguiente te habrás comido eso y más", explica, y recomiendo ir retrasando poco a poco el consumo de un alimento inadecuado. "Es algo motivador y un pequeño triunfo personal de cada día". "No merece la pena estropear esfuerzos previos, incluso en esta situación", remarca.
De acuerdo también con esa teoría, la dietista-nutricionista Jessica Ramos predice que la situación actual provocará una división en la sociedad entre aquellos que se tomen a rajatabla el cuidado de la alimentación y los que cogerán kilos de más, "entrando en una espiral que les hará sentirse peor consigo mismos". Lo que Ramos no recomienda en ningún caso -en sintonía con su colega- es asociar dieta con pasar hambre, "una forma de verlo un tanto anticuada que agudiza el mal carácter y nos hará pasarlo mal quitando lo que nos gusta". Cuidar la alimentación, recuerda, consiste en llevar un hábito "que me haga sentir bien propiciando que sea yo quien elige cómo me alimento y esté a gusto con mi elección". Lo importante, avisa, es "no dejarse".
Tan importante como eso es identificar el tipo de hambre que padecemos en cada momento. Los especialistas en nutrición distinguen entre apetito real y emocional. Mientras el primero responde a una necesidad común de nuestro cuerpo, el segundo suele ser producto de la ansiedad y, en ese caso, "provoca peores selecciones de alimentos".