No es Pan y Circo, aunque pueden ser medio primos, sino lo que dice exactamente el título: Pan y Polvo. Y me explico.
Pan era un dios griego, secundario y con muchas variantes; aquí sólo interesa que habitaba en selvas y bosques impenetrables y cuando aparecia provocaba el terror en rebaños y personas. (¡Ojo a lo de rebaños!). De ahí viene que a una reacción, entre instintiva y masiva, la llamemos pánico.
Y todo esto, y más que podría haber, viene al hilo de las reacciones, noticias, falsos juicios, valoraciones absurdas y mentiras de bulto que estos días se cuelan por todas las rendijas de la información, sobre todo en redes pero también en cadenas a las que les gusta el alarmismo y de él viven, sin olvidar a diarios que propalan noticias sin contrastar ni informan de verdad ni orientan con datos rigorosos y valoraciones de profesionales.
Es una pena, porque sería fácil hacerlo y no me explico desde mi poco alcance qué oscuros intereses puede haber detrás de todo esto, porque lo de las mascarillas, que de poco te valen si no te lavas las manos una y otra vez, no es razón por bien que se vendan y se agoten en el mundo entero.
Es el pánico que queda suelto y azuzado por una sociedad resbaladiza donde cualquier descalabro masivo e irracional es posible. A la vista está.
Y lo de Polvo está claro y más en estos días. Sorprende la celeridad de fenómenos como el del coronavirus que reducen a polvo en cuatro días elementos importantes en la estrutura social y económica del mundo entero. Y digo que lo de polvo es más en estos días, porque hace cuatro jornadas era miércoles de ceniza y se recordaba algo de todo esto en un consejo para inteligentes: que estemos avisados de que cualquier cosa se nos va en polvo y en nada si nos descuidamos. Era el memento, homo, quia pulvis es? No parecía nada ¡y lo llevaba en la mano!
Sin olvidar aquella vieja costumbre de quemar estopa delante de papas y emperadores en la ceremonia de la coronación para recordarles que hasta esa pompa aparentemente tan compacta era polvo y ceniza: Sic transit gloria mundi, así pasa la pompa del mundo, se les gritaba mientras tanto. Cuatro noticias falsas bien difundidas y se te hunde el quiosco. Parece que no hay quien dé menos?
Algo de todo esto pienso en estos días al ver y oír tantos despropósitos alrededor del coronavirus. Bastaría con que un epidemiólogo, como se hizo ayer en el Clínico de Salamanca, lo explicara en una conferencia de cuarenta minutos.
Lo extraño y contradictorio del Pan y Polvo es que ambas cosas tienen una solución tan simple que no cabe en una sociedad tan compleja como es hoy el mundo entero.
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