El enamoramiento supone el deseo y la atracción. El deseo es una pulsión que puede incluso percibirse, aun sin saber cómo satisfacerlo y con quien, La atracción se refiere a personas concretas que son objeto del deseo, que suelen ser múltiples. El enamoramiento es un afecto sexual y amoroso, referido a una persona concreta, y sólo una, que se deseada, atrae y fascina (encanta, enamora, etc.), llegando a cobrar tanta importancia que activa todos los sistemas y recursos (fisiológicos, mentales, afectivos y de conducta), con el fin de conseguir su aceptación y una relación íntima sexual y afectiva. Esta concepción del enamoramiento, tan pasional y conmovedora, admite gran diversidad, porque hay diferentes intensidades en la forma de vivirlo.
Estos tres afectos sexuales tienen relaciones complejas, alimentándose mutuamente cuando se viven juntos. En efecto, el enamoramiento provoca un aumento tal del deseo y la atracción sexual y afectiva que la persona vive "conmocionada", "exultante", entregada a una relación que, si es correspondida, llega a desear la unión con el otro, unión sexual, emocional y vital. Con el tiempo, la relación se pueden mezclar y enriquecer con el apego, la amistad, el sistema de cuidados y la generosidad.
Cuando se habla del enamoramiento se usan tantos términos y expresiones que es difícil no tener una sensación de confusión, aunque tal vez todos sus nombres sean, en parte, correctos, porque ponen el acento en algún aspecto de las múltiples caras del enamoramiento: amor, encantamiento, caer en el amor, ceguera, locura amorosa, entusiasmo por, fascinación por, pasión por, etc.
¿Qué siente, qué piensa y qué hace una persona enamorada? Es lo que mejor conocemos. Podemos describir la fenomenología de las personas enamoradas. El proceso del enamoramiento es, seguramente, lo más narrado, lo mejor descrito desde tiempos inmemoriales. También contamos con estudios científicos. Y está es la primera sorpresa: el proceso de enamoramiento, en aspectos nucleares, es universal y muy similar desde que tenemos los humanos memoria histórica. Se ha descrito entre personas de todas las edades, en todas las culturas. Las semejanzas son tan sorprendentes que sólo puede ser explicada por la propia naturaleza del ser humano y las propiedades intrínsecas del proceso de enamoramiento.
Un proceso tan fuerte que, incluso en las culturas cristiana, judía e islámica, está también muy bien descrito. Por ejemplo, en el Cantar de los Cantares y, sobre todo, por los místicos cristianos y los sufíes musulmanes. También por los mejores literatos:
"Es amor fuerza tan fuerte
que fuerza toda razón;
una fuerza de tal suerte,
que todo seso convierte
en su fuerza y afición;
(Jorge Manrique)
La poesía amorosa es extraordinaria en todos los idiomas. Una lectura muy aconsejable que enriquece la sensibilidad y cantar la vida.
Pero esta universalidad del proceso es ya, en sí misma, un dato científico muy relevante: estamos ante procesos de vinculación sexual/amorosa universales. Otra cosa es que cada sociedad y cada momento histórico haya dado roles y significados distintos al hecho de enamorarse. Por ejemplo, en el pasado, se consideraba una gran desgracia, porque raramente coincidía con otros intereses económicos o sociales de la familia.
La universalidad es mayor en el inicio del proceso que a medida que va pasando el tiempo, porque acaba, por así decirlo, colocando a cada persona y cada pareja en su sitio.
Los nuevos mitos sobre el enamoramiento inundan nuestro presente, confundiéndolo con "la bioquímica sobre el enamoramiento", como si la especie humana fuera solo bioquímica, y anunciando una profecía negativa: su duración es muy corta (¿un año y medio?).
No sé qué piensa usted. Si es pesimista sobre su duración, usted está con la mayoría. En su derecho está. Yo discrepo. Yo creo que el deseo, la atracción y le enamoramiento (que puede durar mucho o poco o toda la vida) son tres grandes noticias sobre el ser humano. Y, en todo caso, ¿quién soy yo para robar los sueños de los enamorados?.
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