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“Trabajar en Matacán es apasionante, espero no tener que irme finalmente”
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Obligada 'jubilación' de las Fuerzas Armadas

“Trabajar en Matacán es apasionante, espero no tener que irme finalmente”

Actualizado 19/02/2020
Jorge Trevín

La Ley de la Carrera Militar impide a personas en plenitud de facultades, como la cabo Susana Gozalo, continuar sirviendo activamente a su país por el hecho de cumplir 45 años

Susana Gozalo tiene marcada en rojo una derecha del calendario 2020. Desde hace dos décadas trabaja en el Ejército del Aire desde la base de Matacán. El sábado 23 de mayo cumple 45 años y ese día la Ley de la Carrera Militar la obliga a irse de las Fuerzas Armadas. Como ella, otros 22 miembros de la tropa acuartelados en Salamanca se ven en la misma situación este año. Susana no sabe cómo se lo toma el resto pero ella tiene claro que no se quiere ir.

Durante dos décadas ha pasado por tres puestos diferentes, "después de prepararme a conciencia". Comenzó haciendo servicios en preparación de vuelos y coordinando, por tanto, los planes de vuelo de los pilotos de la base o de aviones procedentes de fuera. "Era un puesto preparado para un suboficial pero lo realiza gente de tropa con muchos años de experiencia", apunta con cierta pena.

De ese servicio pasó a realizar labores administrativas "y más tarde me mandaron a la sección de infraestructuras, el mantenimiento de la base". Allí, en un almacén, y junto con personal civil, ha aprendido "otra cara diferente del Ejército". "Al principio se me vino un poco encima porque no sabía diferenciar una alcayata de un tornillo", reconoce, sincera, entre risas "pero aprendí muchísimo hasta el punto de manejar todo lo relacionado con albañilería, pintura, carpintería, soldadura, control de herramientas...". Este último destino, reconoce, es el que más la podría ayudar en su futuro lejos de uniformes y aviones. Pero no el único. Mi padre, rememora, "me decía de joven que terminaría siendo militar o profesora". "Lo primero ya lo he cumplido y lo segundo podría estar en camino", revela sonriendo. Tener dos hijos en edad escolar y pelear cada día con ellos y sus tareas escolares está ayudándola a replantearse el futuro.

La maternidad ha sido clave en la vida profesional de Susana. La ha condicionado. Tras opositar en varias ocasiones para ascender a sargento en la escala de suboficiales, "sacaba buenas notas pero no superaba las pruebas físicas por lesiones puntuales". He tenido muy mala suerte en eso. Al cumplir la edad en la que no me podía preparar más el ascenso por ese lado, la opción para quedarse pasaba por preparar la oposición a personal permanente "y en ese momento tuve que elegir entre tener familia o seguir preparándome". Con los pequeños ya crecidos, Susana no ha dejado de intentarlo "aunque no resulta sencillo compatibilizar". La última vez, en noviembre del año pasado, "pero no hubo suerte".

Feliz en Matacán

Trabajar en Matacán "ha sido apasionante", afirma esta mujer que al entrar en el Ejército jamás pensó que le fuera a gustar tanto. "Matacán y el mundo aéreo me cautivaron mucho; he disfrutado y disfruto muchísimo de los compañeros y del trabajo". Esa inesperada pasión por este trabajo al servicio de los españoles hace que Susana se aferre a la última esperanza. Quizá pueda presentarse antes de su 'jubilación' anticipada a una nueva oposición en busca de una plaza que evite lo que parece inevitable. No pierde la esperanza de lograrlo in extremis porque "en Matacán soy feliz".

La Ley de Tropa y Marinería estipula que, quienes lo deseen, pueden solicitar la condición de reservista de especial disponibilidad (RED) -siempre que hayan alcanzado los 18 años de servicio-, cobrando una asignación de 7.200 euros anuales, compatible, además, con un sueldo procedente del sector privado. Mientras aclara su futuro, Susana, diplomada en Empresariales, optará por esta vía. El reservista de especial disponibilidad no tiene la condición de militar, pero está dispuesto a incorporarse a las Fuerzas Armadas cuando, en situaciones de crisis, así lo autorice el Consejo de Ministros con carácter excepcional.

Ojalá, reflexiona en alto Susana, "la ley cambie pronto y nos permitan volver porque es una pena desperdiciar de esta manera la gran experiencia de tantas personas en su plenitud vital que todavía pueden aportar muchísimo en multitud de servicios". Además, los mandos son de esa misma opinión, reconoce. "Sienten pena de que nos marchemos porque es experiencia de personal muy cualificada que se pierde", explica al tiempo que lamenta que otros compañeros tengan que pasar este año el trago por el que ella ha pasado en otras ocasiones. "Cuando se va gente te queda muy mal sabor de boca porque con 45 años estás a tope y en otros servicios puedes estar hasta los 58 años".

Sin perder el humor, pero con cierto aire de nostalgia, la cabo Susana Gozalo reconoce que siempre estará vinculada a Matacán. "Seguiré viniendo de visita". En la base deja muchos amigos "y muchas uniones que te aportan mucho en la vida". "Tengo compañeros que van a ser amigos para siempre", subraya. Si finalmente le toca irse, cumplirá la tradición de hacer un pequeño acto de despedida pero, mientras quede una esperanza, a todos los efectos esta joven y muy válida mujer sigue siendo miembro de ese estamento al que cada año de los últimos 20, se ha sentido muy unida, el Ejército del Aire.

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