Varias especies amenazadas como el sisón, el águila perdicera, el milano real, el aguilucho cenizo, el alimoche, el buitre negro, el águila imperial ibérica, la cigüeña negra y el urogallo, son especialmente sensibles a la electrocución
La mayor demanda de energía eléctrica asociada a la mejora de las condiciones sociales y el desarrollo industrial y rural ha supuesto el crecimiento de la red de líneas eléctricas aéreas de alta tensión tanto de transporte como de distribución y, como consecuencia, ha elevado su impacto sobre el medio ambiente. En Castilla y León confluyen además una serie de factores que hacen que estas infraestructuras adquieran especial envergadura, entre ellos el carácter de región netamente exportadora de energía eléctrica, el mantenimiento de una población muy dispersa que requiere una red de distribución muy extensa y la compleja orografía que dificulta el trazado de las líneas en muchas zonas de montaña. Además, otro de los factores más importantes y que provoca una mayor mortalidad es el incremento exponencial del número de tendidos eléctricos derivados del aumento de la superficie de regadío en ciertas comarcas agrarias.
Es conocido que este tipo de infraestructuras de transporte y distribución provoca numerosos accidentes en las aves, y actualmente se considera que dicho impacto constituye para muchas especies amenazadas una de las principales causas de mortalidad no natural. La electrocución tiene un impacto notable, tanto por las especies de aves a las que afecta como por la cantidad de ejemplares, perjudicando especialmente a las aves de tamaño medio y grande que utilizan los apoyos como posaderos. Además, estas especies pueden chocar contra los cables en sus vuelos y ser víctimas de colisión contra los tendidos eléctricos.
Varias especies amenazadas, como el sisón (Tetrax tetrax), el águila perdicera (Aquila fasciata), el milano real (Milvus milvus), el aguilucho cenizo (Circus pygargus) el alimoche (Neophron percnopterus), el buitre negro (Aegypius monachus), el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), la cigüeña negra (Ciconia nigra) y el urogallo (Tetrao urogallus cantabricus), son especialmente sensibles a la electrocución o colisión con tendidos eléctricos, figurando ésta causa de mortalidad no natural como una de las principales para dichas especies en Castilla y León.
Las zonas de protección designadas en Castilla y León para la aplicación de medidas contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas aéreas de alta tensión se encontraban hasta la fecha recogidas en la Orden MAM/1628/2010, de 16 de noviembre. Sin embargo se hacía necesaria su actualización y ampliación debido a la gran movilidad y baja predictibilidad espacial de las aves, a la gran superficie ocupada por varias de las especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, a su amplia distribución de cría y la excepcional importancia de todo el territorio de Castilla y León para su invernada, con dormideros repartidos ampliamente por toda su superficie.
Desde la Junta de Castilla y León se llevan celebrando distintos protocolos generales de actuación entre la Consejería de Fomento y Medio Ambiente y las principales compañías distribuidoras de energía eléctrica, así como convenios específicos, en particular, para la protección de avifauna a través de la corrección de tendidos
Fruto de estos protocolos y convenios se están desarrollando los distintos planes de corrección dentro de la planificación de las propias compañías, donde se concretan los apoyos a corregir en el marco temporal de los citados planes, a la vista de la peligrosidad constatada de las líneas eléctricas.
Casi 90 electrocuciones por año
Según los datos registrados de siniestrabilidad desde 1989, se han confirmado 2.740 casos cuya causa de mortalidad es la electrocución por línea eléctrica. Con respecto a las colisiones, se han confirmado 733 casos, condicionada dicha cifra por la difícil detectabilidad de los restos.
Además de reuniones con las principales compañías, se han celebrado distintos encuentros con las asociaciones que aglutinan las pequeñas empresas distribuidoras con el fin de mantener la necesaria colaboración para actuar en el mayor número de líneas que se reparten por el territorio de Castilla y León.
Actualmente se está trabajando en la elaboración de unas directrices de seguimiento, vigilancia y requerimiento de corrección de tendidos que permita protocolizar las distintas actuaciones en el seno de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente que culminen en la ejecución de las correcciones necesarias para la eliminación de la peligrosidad de la línea eléctrica para la avifauna, con independencia de su titularidad.
La reciente subvención, autorizada el 12 de diciembre de 2019 por el Consejo de Gobierno, por importe de 749.298 euros a titulares de líneas eléctricas que operan en el ámbito territorial de las zonas de protección de avifauna de Castilla y León, para financiar los gastos derivados de la adaptación de los tendidos a los requisitos establecidos en el Real Decreto 1432/2008, de 29 de agosto, supone una línea adicional de trabajo encaminada al establecimiento de medidas para la protección de la avifauna contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas de alta tensión.