Podría abrir sus puertas a finales de año y será gestionado desde la parroquia transtormesina
Todavía no se conoce la fecha concreta pero sí se sabe que Santa Marta de Tormes será la primera localidad salmantina en disponer de un centro de escucha. Estará en su parroquia, el lugar donde desde hace casi un año se viene realizando un taller para ayudar a las personas que sufren algún tipo contratiempo vital. Es el embrión del servicio que llegará, si se cumplen las previsiones, a finales de este mismo año.
Detrás de esta iniciativa encontramos al misionero paúl José Antonio González, quien ha logrado unir a un grupo de casi una veintena de personas a los que ha formado para aliviar el sufrimiento del que llega con una pérdida ayudándole a intentar comprender lo que ha pasado y a aferrarse a unas pautas para poder afrontarlo".
Un desengaño amoroso, la pérdida de un buen empleo, la distancia respecto a los seres queridos? La casuística es muy variada más allá de lo obvio, la muerte de alguien cercano, el motivo al que tradicionalmente asociamos un proceso de duelo. Y ahí entra la escucha para la que los participantes en este taller han recorrido "un camino muy humanista" en el que el propio duelo ayuda en el trance ajeno. "En la medida en que confrontamos nuestros duelos, nos vamos dando respuestas y formándonos", explica el religioso que se especializó a través de un máster de Acompañamiento en el Duelo realizado en el?Centro de Humanización de la Salud de los Camilos, una orden religiosa especializada en enfrentarse al momento más delicado de la vida de las personas.
Saber escuchar es, en gran medida, cuestión de empatía. Ponerse en el lugar del otro conlleva sus riesgos y ese es uno más de los aprendizajes que interiorizan los participantes en el taller. "La empatía es clave para comprender lo que el otro está sintiendo aunque manteniendo una distancia respetuosa para ser punto de apoyo para quien busca un camino y una respuesta y hacerlo sin dejarse tocar profundamente por la realidad del otro", precisa este experto que vive ilusionado los meses previos al nacimiento de un proyecto que ya existe en otros lugares de España y que ayudará a muchas personas que lo necesitan.
Aunque no existe un perfil estándar en los centros de escucha, la génesis que fragua el de Santa Marta habla en femenino. Ellas son mayoría "aunque esto no es cuestión de género sino de cultura e inteligencia emocional". Precisamente esa madurez ha propiciado que, a medida que avanzaban las semanas, el grupo ha ido creciendo en confianza y en intimidad gracias al nexo de la necesidad de contar la pérdida de cada cual. "Quieren encontrar a alguien dispuesto a acoger y escuchar y aquí, desde una perspectiva en absoluto directiva, invasiva ni moralista, lo logran". Justo eso es lo que hallarán quienes hoy los miran con curiosidad y distancia pero mañana, quien sabe, necesiten de su hombro para apoyarse.