La 'Décima del Paro Obrero', un recargo del diez por ciento sobre la riqueza rústica e industrial que los ayuntamientos podían cobrar, permitió realizar esta obra
Una orden del 18 de julio de 1932, facultó a los Ayuntamientos a percibir la Décima del Paro Obrero, un recargo del diez por ciento sobre la riqueza rústica e industrial, por la cual se llevó a cabo la reforma de la Plaza de Anaya por el arquitecto municipal D. Ricardo Pérez.
La gran depresión, iniciada por el crack en 1929, sacudía Europa y Estados Unidos, repercutiendo también en España y aún más en la construcción afectando también al empleo en otros sectores. Este decreto permitió al Ayuntamiento de Salamanca la oportunidad de hacer obras como esta, para alivio de muchas familias de obreros y disfrute de todos.
En la reforma se modificó el atrio de la Catedral dejando su muro paralelo a la fachada de Anaya. La puerta norte que hasta ese momento estaba tapiada y elevada respecto al suelo, quedaría accesible desde el nuevo atrio. El espacio de la Plaza de Anaya fue convertido en rectangular, permitiendo así un jardín regular, con parterres formando calles que situaron la estatua del Padre Cámara en un lugar privilegiado.
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