En la mayoría de los casos, los síntomas van acompañados de angustia e interferencia con las funciones personales
Un trastorno mental o del comportamiento se caracteriza por una perturbación de la actividad intelectual, el estado de ánimo o el comportamiento que no se ajusta a las creencias y las normas culturales. En la mayoría de los casos, los síntomas van acompañados de angustia e interferencia con las funciones personales.
Los trastornos mentales producen síntomas que son observables para la persona afectada o las personas de su entorno. Entre ellos pueden figurar:
Sentimientos de tristeza o desánimo
Pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración
Preocupaciones o miedos excesivos o sentimientos intensos de culpa
Altibajos y cambios radicales de humor
Alejamiento de las amistades y de las actividades
Cansancio importante, baja energía y problemas de sueño
Desconexión de la realidad (delirio), paranoia o alucinaciones
Incapacidad para afrontar los problemas o el estrés de la vida diaria
Problemas para comprender y relacionar las situaciones y las personas
Problemas con el uso de alcohol o drogas
Cambios importantes en los hábitos alimentarios
Cambios en el deseo sexual
Exceso de enojo, hostilidad o violencia
Pensamiento suicida
La depresión, el abuso de sustancias, la esquizofrenia, el retraso mental, el autismo en la infancia y la demencia son ejemplos de trastornos mentales. Pueden aparecer en varones y mujeres de cualquier edad y en cualquier raza o grupo étnico. Aunque no se conocen perfectamente las causas de muchos trastornos mentales, se cree que dependen de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, como sucesos estresantes, problemas familiares, enfermedades cerebrales, trastornos hereditarios o genéticos y problemas médicos. En la mayoría de los casos, los trastornos mentales pueden diagnosticarse y tratarse eficazmente.