Este viernes cerraban las ubicadas en Vitigudino, Aldeadávila, Villavieja de Yeltes y Ledesma, y en noviembre harán lo propio, entre otras, las oficinas de Ciudad Rodrigo y Peñaranda
A 15 se elevan las oficinas que el Banco Santander tiene previsto cerrar en Salamanca antes de que finalice el próximo mes de noviembre, y siguiendo con el calendario de ejecución del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que la entidad está acometiendo y que contempla el cierre de 1.150 oficinas en toda España. Cuatro de estas oficinas ?y que pertenecen al Banco Santander o al fusionado Banco Popular- han echado el cierre esta semana (en concreto, este pasado viernes, día 20). Se trata de las oficinas que estaban ubicadas en Vitigudino, Aldeadávila de la Rivera, Villavieja de Yeltes y Ledesma, tal y como han confirmado este periódico los representantes sindicales de UGT.
El próximo mes de noviembre, y en cumplimiento del calendario establecido por el Banco Santander, habrá una nueva tanda de cierres, y que en el caso de Salamanca afectará, entre otras, a las oficinas de Ciudad Rodrigo y Peñaranda. También, según fuentes sindicales y pese a que la información aportada por la entidad financiera "va llegando a cuentagotas", se verán afectadas las oficinas de Cantalapiedra, Calzada de Valdunciel o Macotera.
El banco presidido por Ana Botín inició hace ya varios meses el cierre de sucursales, sobre todo para evitar duplicidades de oficinas tras completar el proceso de integración del Banco Popular. Solo entre los meses de mayo y julio, la entidad llevó a cabo el cierre de 116 oficinas, aunque en este caso se trató de sucursales que se cerraron en territorios piloto o porque su negocio era limitado y se traspasaron a agentes colaboradores. La ejecución del actual ERE no solo contempla el cierre de oficinas, sino que también recortará notablemente la plantilla, afectando a más de 3.200 trabajadores.
Este es, precisamente, uno de los motivos que lleva a la representación sindical a dudar de que este vaya a ser el último expediente de regulación de empleo. El cierre de oficinas bancarias en nuestro país no es, ni mucho menos, un fenómeno nuevo o excepcional. De hecho, las entidades financieras han decidido recortar el número de sucursales abiertas para reducir costes, a lo que se suma además la progresiva digitalización del sector. Sin embargo, esto puede perjudicar a la población, especialmente en lo relativo al acceso de los clientes al efectivo que no puede ser cubierto, como otros servicios bancarios, a través de la banca online.