La Cruz de Lampedusa llega a la villa ducal con el mensaje de la migración y coincide con la visita de Monseñor Francesco Moraglia a la iglesia de la Anunciación
El Patriarca de Venecia y un nutrido grupo de sacerdotes y seminaristas italianos de su diócesis peregrinaron el pasado miércoles 11 de septiembre desde Salamanca a Alba de Tormes. Monseñor Francesco Moraglia es un genovés que fue elegido arzobispo de Venecia, con el titulo tradicional de Patriarca que ostentan desde siglos los obispos de aquella ciudad, en el año 2012. No es todavía cardenal. Es pues sucesor en la ciudad de laguna, lugar tan famoso enj todo el mundo, del papa Juan XXIII (Angelo Roncalli), hoy santo, y también del Papa Juan Pablo I (Albino Luciani).
No olvidemos que Juan XXIII visitó Alba de Tormes, siendo todavía patriarca de Venecia, el 25 de julio del 1954, una visita que el anciano papa recordaba con cariño cuando se le presentaba la ocasión de encontrarse con carmelitas, los hijos de Santa Teresa.
El grupo veneciano oró largo rato ante el sepulcro durante la mañana, celebró misa, visitó el CARMUS y además el convento y museo de los frailes carmelitas. Una mañana muy repleta. Antes de la Eucaristía, el carmelita Manuel Diego, les habló de la presencia de santa Teresa en la cultura y en la espiritualidad italianas, ya desde finales del siglo XVI, como también del influjo que ha ejercido en personas y movimientos cristianos hasta nuestros días. Naturalmente les recordó la visita del predecesor del Patriarca actual, y que no se tenía noticia que, después de Juan XXIII, hubiese pasado por Alba de Tormes otro arzobispo patriarca veneciano hasta el actual. Monseñor Moraglia y sus sacerdotes se acercaron a la reja del coro bajo para saludar también a las Carmelitas descalzas de Alba.
Esta visita tan señalada ha tenido además la coincidencia de la llegada a Alba de Tormes de la Cruz de Lampedusa, esa especie de memorial que el Papa Francisco quiere que pase por toda Europa para no olvidar el problema migratorio humano. Lampedusa es una isla italiana muy cercana a las costas africanas, por lo que frecuentemente se encuentra en sus playas ante el grave problema de emigrantes africanos que llegan en pateras o naves. Esta cruz está hecha con madera de pateras y naves que han naufragado llenas de emigrantes; ha sido bendecida por el Papa Francisco y él mismo ha orado con emoción ante ella. Para darnos cuenta de su presencia y del impacto que causa la contemplación de la misma, hay que tener presente sus medidas (2,80 x 1,50 metros).
Llega ahora a Salamanca la Cruz de Lampedusa después de haber pasado por otras diócesis españolas; presidirá en la ciudad salmantina la XII Semana de Pastoral y peregrinará por las parroquias hasta el 1 de octubre, fiesta de santa Teresa de Lisieux, otra santa carmelita descalza francesa, patrona de las misiones, fecha en que se abre el Mes Misionero extraordinario en el Carmelo de Cabrerizos-Salamanca, fundación de santa Teresa, y allí mismo será despedida para pasar por otros lugares. Decían las personas encargadas de llevarla y acompañarla en esta peregrinación, que querían venir a Alba sólo para que Santa Teresa bendijera este envío y paso por las iglesias locales con el fin de que sea como un recordatorio de este grave problema que afecta tanto a Europa.