Tras el incendio de Hinojosa, donde ha dejado más de medio centenar de cabezas muertas, ahora llega a otro municipio cargado de rebaños
Después del fuego de Hinojosa de Duero la semana pasada, parecía más que evidente que el lobo se movería de sitio después de dejar su rastro en esa localidad con medio centenar de ovejas muertas. Solo cabía saber hacia dónde se movería, "si volvería a Saucelle, que es la zona de la que provenía -según algunos testigos- o si tiraría hacia la zona de Fregeneda o Sobradillo". La pregunta ya ha sido respondida, "nos ha tocado a nosotros", señalaba a LAS ARRIBES AL DÍA un ganadero de Sobradillo.
La pasada madrugada el lobo acababa con la vida de cinco ovejas -todas preñadas-, dejaba cinco más heridas y dos desaparecidas. El ataque se producía en una cortina anexa a la nave ganadera, a escasos metros del casco urbano de Sobradillo, señalaban las mismas fuentes.
Analizados los cadáveres, los agentes de Medio Ambiente han determinado al lobo como autor. Los daños, más de 700 euros en corderos al mes de nacer, el gasto de dos años para criar las ovejas muertas, y las medicinas para salvar a las heridas, pero sobre todo, el daño más importante y que resulta incuantificable, es el estado emocional y de estrés en el que entra el ganadero después de sufrir un ataque, porque "nadie quiere le maten las ovejas aunque se las paguen". "Somos pocos y encima el bicho no nos deja vivir".