El Martes Chico renueva los actos de su víspera con muy buen ambiente

Desde primera hora de la noche del lunes está en marcha el V Martes Chico de Ciudad Rodrigo, con el barrio de San Cristóbal como siempre como referencia. Fue en ese momento cuando tuvieron lugar los actos oficiales de la víspera, aunque realmente el Martes Chico había comenzado para algunos mucho antes.

De hecho, toda la jornada del lunes fue de intensos preparativos especialmente para los hosteleros, que fueron preparando barras, cañeros, barriles o cámaras frigoríficas, algunos de los cuales ya estaban listos desde la semana pasada en algún establecimiento. El movimiento en la calle empezó sobre las 19.00 horas, cuando se cortaron al tráfico las vías afectadas por los eventos de la víspera, con la calle Lorenza Iglesias como epicentro.

Fue en ese momento cuando los bares de esa vía desplegaron en mitad de la calzada sus terrazas, que estuvieron llenas durante todos los eventos nocturnos, promovidos por los siguientes establecimientos de hostelería del entorno: Camarosa, La Aldaba, B&N Kiss, El Paso, La Taberna Charra, y Yoanna Irish Pub.

La relación concreta de bares implicados hizo que, como novedad respecto a los años anteriores, se modificase la ubicación de realización de estos actos: en vez de tener lugar en la confluencia entre las calles Laguna y Lorenza Iglesias (junto al antiguo Café Moderno), se movió a la confluencia entre las calles Rastrillo, Lorenza Iglesias y Cárcabas. El primer evento fue el pregón, que este año corrió a cargo de Tomás Acosta Píriz, quién fue presentado por Carlos García Medina, pregonero del año pasado.

El pregón

Tomás Acosta Píriz hizo una brillante intervención con un tono muy reflexivo, tanto con loas como con reivindicaciones. Por ejemplo, en torno al Martes Chico, apuntó que viene a "descentralizar actividades que tienden a celebrarse en el corazón de la ciudad ignorando muchas veces que sus arterias conducen necesariamente a los imprescindibles y habitados barrios en los que tanto el comercio como la hostelería tienen vida propia". En esta misma línea señaló que el Martes Chico "ha nacido con la conciencia abierta a que los barrios existen en las direcciones que marcaban las ramas del desaparecido árbol gordo".

Desde su punto de vista, los martes son "la esencia de toda la comarca y eso es comunicación y es comercio que no deberá desaparecer nunca", retando a "adivinar cuál será el siguiente paso para el comercio", porque "nada es eterno y debemos cambiar los signos que actualmente nos empujan". En este sentido, exhortó al comercio a ponerse las pilas y "lanzar vuestra onda comercial lo más lejos posible a través de los medios".

Tomás Acosta Píriz (quién fue pregonero del Martes Mayor en 2008) también ve necesaria la coordinación de industriales, comerciantes y hosteleros "para reivindicar, para aprovechar todo lo que las administraciones pueden dar a Ciudad Rodrigo y para que la sombra de las grandes superficies comerciales no arrase con todo el pequeño comercio".

Desde su punto de vista, eventos como el Martes Chico deben servir para despegar de la "incertidumbre que nace al constatar que en sesenta y nueve años que han pasado desde 1950 no hemos crecido en población", dando las gracias a las mujeres que están teniendo hijos. En torno a este asunto, considera que "la discriminación social y laboral para mujeres y hombres han evidenciado que la maternidad es un producto de lujo en la que está inmersa una generación perdida".

Continuando con esta línea, exhortó al Martes Chico a "crecer para salvar esta tierra de la incertidumbre, para multiplicar el comercio con los viejos y nuevos métodos", pidiendo asimismo que reivindique "espacios gratuitos para empresas que quieran instalarse". Desde su punto de vista, el Martes Chico "debe haber traído el cambio climático de la evolución comercial sin mostradores trinchera". En el tramo final, expresó que espera que "un día no muy lejano recale en nuestra solitaria estación un tren de los de verdad".

Finalizada su intervención, subieron al escenario el alcalde Marcos Iglesias y la delegada de Comercio Laura Vicente para pronunciar unas palabras en torno al pregón y la celebración. Tras ello, hubo una velada musical, que este año también fue diferente: en vez de un grupo, la música corrió a cargo de DJ Nava, que ofreció un sinfín de éxitos de los años 80 y 90 hasta aproximadamente la una y media de la madrugada.