El Área de Empleo de Salamanca Acoge realiza 1.288 atenciones a 537 personas de más de 45 nacionalidades, principalmente de Marruecos, Colombia, Bolivia o Perú el último año
El nivel de estudios condiciona el trabajo al que se puede acceder. Si entre la población española ya resulta habitual ocupar puestos inferiores al que corresponde por la formación, en el caso de población extranjera, resulta generalizado por diferentes motivos, el principal, las complicaciones para convalidar y homologar sus estudios.
Las urgencias económicas con las que llegan los inmigrantes "son muy altas como para invertir en formación" y la dificultad con las homologaciones y convalidaciones de títulos no permite hacer esa mejora. "Es un bucle y no permite avanzar". Así lo explica Marta Garrido de Cabo, técnico de empleo de Salamanca Acoge, asociación sin ánimo de lucro que promueve el apoyo a las personas inmigrantes y refugiadas y la promoción de la diversidad, incluida en la Red Acoge (Federación Nacional de Asociaciones Pro Inmigrantes), cuya sede se encuentra en Avenida de Los Cedros, 53.
El 50% de los inmigrantes que llega tiene formación superior o secundaria
Desde el Área de Empleo de Salamanca Acoge, el pasado año hubo 1.288 atenciones a 537 personas de más de 45 nacionalidades, principalmente de Marruecos, Colombia, Bolivia o Perú.
Con un 20% de mujeres y un 14% de hombres extranjeros con estudios superiores, uno de los grandes problemas que se encuentran al llegar es la dificultad para homologar sus títulos, y para trabajar. Y el empleo es la principal herramienta para la inserción de inmigrantes, "para que se sientan plenos y tener unas condiciones de vida dignas".
Para Marta Garrido, una de las grandes dificultades que se encuentran los inmigrantes al llegar a Salamanca es el acceso al mercado laboral. Hasta el 50% de las personas que llega a España tiene una formación superior o al menos la enseñanza secundaria, "pero chocan con trabas y dificultades burocráticas a la hora de convalidar sus estudios y homologarlos". Se ven obligados a dejar sus países, "son valientes, están formados y quieren comerse el mundo y se encuentran con numerosas barreras para trabajar en lo que se han formado".
"No tienen elección, no vienen por gusto, los costes humanos son muy grandes, y vienen a pesar de jugarse la vida", manifiesta Marta Garrido. Con unas leyes que no facilitan o agilizan el proceso de convalidación de estudios, asegura que se necesitaría "voluntad para estar todos en igualdad de condiciones, porque es un querer y no poder", no solo en cuanto a los estudios superiores, también a la hora de homologar convalidaciones básicas como la ESO.
Aunque depende del país de origen y de sus planes de estudio, asegura que se tarda mucho. Hay un coste económico, y una media de casi un año en resolver convalidaciones, con lo que las personas están paralizadas, sin capacidad de hacer una mejora de empleo. Sin planes convalidados, los inmigrantes quedan sumidos a puestos precarios, "afectando más a personas sin capacidad, ni herramientas para una mejora laboral".
Al llegar a España, convalidan la carrera con algunas asignaturas pendientes que hay que aprobar aquí. También es necesario homologar la ESO para poder acceder a formación con certificado de profesionalidad, de nivel 1 hasta el 4?, por lo que aunque esas personas estén formadas en sus países, "se quedan fuera de la formación gratuita y de calidad, y las urgencias económicas no permiten invertir en formación".
Al final, afirma, las posibilidades de trabajo son atención a dependientes, servicio doméstico, industria cárnica, hostelería o sector agrario y destaca que "sí luchan los contratos, tienen una obligatoriedad de cotizar muy grande, no quieren trabajar en negro porque si no cotizan, pierden la tarjeta".
Marta Garrido aboga por un cambio de leyes, ya que la Ley de Extranjería limita mucho tanto a las personas que vienen sin documentos, para documentarse, como a las que llegan con documentos para promocionar, "son muchas trabas", reconoce. Como explica, desde su área de empleo de Salamanca Acoge, se ponen en marcha diferentes acciones para la atención al inmigrante que busca trabajo. Desde información y orientación, a participación en el centro de empleo con los recursos necesarios para buscar trabajo, desarrollo de itinerarios individuales de inserción, formación pre-laboral y ocupacional y coordinación seguimiento. "Ponemos mucho énfasis en la acogida, en que sean bien recibidos".
En este sentido, asegura que Salamanca es una ciudad fácil, la acogida es buena, ciudad pequeña y amable, aunque muy dura para el empleo. Por otro lado, para los puestos de trabajo que las personas buscan al inicio, el cuidado a mayores, sí que da oportunidades por la población envejecida.
Sobre el perfil, son principalmente mujeres las que llegan y acuden a buscar orientación y asesoramiento para trabajar. "Algunas personas vienen para una ayuda puntual y ponemos a su disposición todos los recursos -paneles de información, el aula abierta de informática- y hay otras que tienen habilidades suficientes que no necesitan ese acompañamiento".
Teniendo en cuenta que cada proceso es diferente, y unos necesitan más ayuda que otros por el idioma o el choque cultural, la técnico de Salamanca Acoge asegura que inciden mucho en la formación, "sobre todo en la reglada, aunque también realizamos talleres en los que se trabajan capacidades profesionales para sectores como el de servicios, industria cárnica, hostelería, cuidados o sector agrario".
La búsqueda de empleo es un proceso duro que se añade a otras dificultades que se encuentran estas personas al llegar a un país desconocido. "Qué duro es que nuestro Estado las obligue a estar tres años sobreviviendo".
Normalmente se documentan por arraigo social y esto significa justificar estancia durante tres años, pero no se puede trabajar...y las que se documentan con mucho esfuerzo son superhombres, con un esfuerzo tremendo", asegura Marta Garrido. Y a nivel global, hay muchos movimientos de refugiados a los que ahora no se les está dando respuesta, debemos de ser conscientes, como ciudadandos cual es nuestra responsabilidad , debemos exigir mucho más a los legisladores.
Fotos: Elena López