El ejército francés acaba por rendirse tras una sangrienta batalla por las calles del recinto...

Ciudad Rodrigo terminó de liberarse en el tramo final de la mañana del domingo del yugo francés, gracias a las tropas aliadas que 'culminaron la tarea' que habían iniciado en la tarde del sábado, cuando abrieron la brecha pequeña de la muralla a la altura de las Puertas de Amayuelas para introducirse en el centro histórico.

En la mañana del domingo, la capitulación francesa llegó tras una hora de batalla callejera, que comenzó en la zona de la Brecha Grande de la Muralla, desde donde las tropas aliadas lanzaron numerosísimos cañonazos, que fueron respondidos por el ejército francés también con un cañón desde la Plazuela de Herrasti. Por cierto que allí, antes de comenzar el fuego, se rindió un homenaje a Julián Sánchez El Charro ante el monumento bajo el cual están enterrados sus restos mortales.

Los primeros minutos de La rendición de Barrié (así se denominó esta parte de la Recreación) fueron un duelo de cañonazos, que fueron seguidos por el público tanto desde la propia muralla como desde la Plazuela de Herrasti. La mayor parte de esos espectadores (entre ellos muchos turistas) iban equipados con paraguas ante una nueva jornada con el cielo nublado e inestable, pero de nuevo la lluvia respetó la batalla.

Tras esos minutos iniciales, comenzó el duelo 'cuerpo a cuerpo' en las calles con continuos disparos por parte de los soldados tanto aliados como franceses. Los primeros fueron ganando metros mientras los segundos fueron retrocediendo hacia su último bastión, la Plaza Mayor. Esos disparos se fueron combinando con ataques de las tropas aliadas a la población, recreando también el saqueo y pillaje que cometieron en la liberación de la ciudad en enero de 1812.

En este sentido, hubo careos entre soldados y la población por un lado en la propia Plazuela de Herrasti, donde estaban ataviadas de época las alumnas de la AFE 75 Aniversario. Unos metros más adelante, en la Plazuela del Buen Alcalde, la batalla fue con unas cuantas integrantes de la Asociación Amanecer, quienes lanzaron numerosas piedras a los soldados, a dos de los cuales se les ahogó en la fuente de la Plazuela.

Tras ello, la recreación ya se concentró en la Plaza Mayor, donde fueron cayendo poco a poco los soldados franceses. Los últimos, atrincherados a los pies de la Casa Consistorial, acabaron por aceptar la oferta de rendición de las tropas aliadas, cuyos generales subieron a la balconada del Ayuntamiento para proclamar su victoria con varios ¡Hip! ¡Hip! ¡Hurra!. Para culminar la batalla, se lanzaron vivas a todos los países involucrados (es decir, Portugal, España, Gran Bretaña y Francia) así como a Ciudad Rodrigo.

La batalla en las calles mirobrigenses (especialmente lo ocurrido en la Plaza Mayor) fue narrada por una recreadora desde el Ayuntamiento. Después de unos minutos de parón en los que los recreadores aprovecharon para sacarse fotos con todos los que quisieron (incluida una pareja argentina), llegó la hora de la clausura oficial de la Recreación Histórica Napoleónica en la propia Plaza Mayor.

Para esta despedida, las tropas se alinearon en los dos laterales del ágora mirobrigense, mientras buena parte de la Corporación Municipal estaba situada a los pies del Ayuntamiento. Como primera parte, se escucharon los himnos nacionales de los países involucrados en el conflicto bélico. Y como segunda parte, los miembros de la Corporación pasaron revista a las tropas acompañados de los generales. A la conclusión de la misma, hubo un aplauso general que dio por finalizado el viaje en el tiempo de Ciudad Rodrigo a la época Napoleónica.