La II Semana Solidaria en el instituto salmantino terminó con una gran feria de las ONG, un debate y una conferencia del poeta y responsable de SBQ Solidario
La nieve que caía sobre Béjar y Guijuelo no detuvo a Luis Felipe Comendador. En realidad, nadie le detiene cuando se trata de acudir a la llamada de un amigo. Y esta llamada era especial porque le necesitábamos para cerrar la II Semana Solidaria del IES Mateo Hernández. Y como no todos los días recibimos a una personalidad como Comendador, le pedimos que también nos hablara de poesía.
Sin embargo, Comendador estaba entre nosotros para hablarnos de su historia, la de un niño bejarano que vivía con su abuela en una casita sin agua corriente, lo que le enseñó el valor de las pequeñas cosas. Un niño lector enamorado de Las minas del rey Salomón, que deseaba ir a África y que escuchaba a su abuela quejarse amargamente por la muerte atroz de su abuelo en 1937. Un abuelo que no se sabe dónde descansa, lo que formó al niño en la solidaridad. Una solidaridad que comenzó con un ejercicio de egoísmo: la mejor manera de viajar era enrolarse como voluntario "No fui a África para ayudar, sino para ayudarme, es necesario reconocer las cosas y los errores". La experiencia con una gran ONG le sirvió para viajar y formarse, pero también para ver los fallos y abusos de estas grandes corporaciones que no destinan el dinero en su totalidad a ayudar a la gente. De ahí que las abandonara y que, a medida que su trabajo de escritor le llevaba por los países de América, pensase en otra forma de hacer un trabajo solidario.
El humanismo pequeñito de SBQ Solidario nace de esa reflexión. Un trabajo directo, individual, absolutamente voluntario que no se apoya en las instituciones ni en las corporaciones ni en la caridad "La caridad humilla al que la recibe y engola al que la ofrece". De ahí que Comendador trabaje con su famoso Mercadillo Solidario que tiene en Béjar para conseguir fondos que ayudan directamente a los niños de la ciudad de Trujillo, en Perú que reciben íntegramente su ayuda para proyectos de desarrollo. No el pez, sino la caña de pescar para que, con sus famosos carritos de comida, la familia pueda salir adelante.
Una experiencia que relató el poeta en medio de un silencio entregado y expectante que después, en su segunda charla, se volvió divertido y compartido. Mientras, Comendador recorrió los puestos de las diferentes ONG y se interesó por proyectos como el del Padre Romo, con sus quesos solidarios, una feria de color y de alegría con la que ejercitamos el último de los consejos que nos dio el poeta activista: hacer solidaridad no es solo trabajar para gente que lo necesita fuera de nuestro ambiente, sino pasarle el brazo por encima a un compañero que lo está pasando mal, ayudar, apoyar al que tenemos al lado.
Este "Joven de cuarenta años" como le apodaba su amigo Ángel González, no es solo un activista que nos conciencia a todos los que tenemos la fortuna de conocerle, también es uno de los poetas más reconocidos de su generación que, sin embargo, deja de lado su propia importancia para centrarse en otras cosas. Poeta, editor, ilustrador, agitador cultural, Comendador se sienta frente a los agotados alumnos y les explica que "La poesía sirve para explicarnos el mundo", les alienta a hablar y llega hasta el punto de leer uno de sus poemas explicando cada verso ante las risas del auditorio y la admiración de Tomás y Pablo, los profesores de prácticas que han presentado al poeta.
"Un poema debe tener ingenio, autenticidad e indicio, es decir, que aquello que muestras puede ser vivido y entendido por los demás". Comendador es un comunicador entregado, un actor nato que se ofrece entero, hace reír, llorar y lee con la entonación perfecta de un poeta que sabe lo que vale un auditorio. Auditorio que, a diferencia de otras ocasiones, está absolutamente entregado, feliz y que sorprende al poeta por su diversidad.
"Vosotros hacéis que sea más en vez de menos este país" les dice a nuestros alumnos, porque en el IES Mateo Hernández, que tiene nombre de escultor bejarano, aquel que tiene el museo muy cerca de donde vive Comendador, conviven razas, religiones, personas diversas que, entre todos, hacen un tejido vivo, feliz, a veces un tanto ruidoso y siempre curioso. Un tapiz vital que apreció el poeta y disfrutó, terminando su conferencia citando a otro de sus amigos, José Hierro, quien afirmaba que la poesía, aunque no lo quieras, se respira. Y nosotros, para terminar una Semana Solidaria llena de propuestas, la respiramos con él.