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Dos detalladas maquetas desvelan cómo era la Puerta del Conde a finales del XVII y a principios...
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CIUDAD RODRIGO , HISTORIA

Dos detalladas maquetas desvelan cómo era la Puerta del Conde a finales del XVII y a principios...

Actualizado 04/04/2019
David Rodríguez

Las maquetas, obra de Alberto Mateos Jurado, se pueden contemplar en el Palacio de Los Águila

Los viajes en el tiempo que está realizando últimamente Ciudad Rodrigo a diversas etapas históricas tienen dos nuevas paradas, en este caso gracias a Alberto Mateos Jurado, quién ha creado dos nuevas maquetas (de nuevo a escala 1:60) para rememorar cómo era en siglos pasados la ciudad.

Tras haber recreado en 2016 el Puente de San Felipe del siglo XVIII y el Cuerpo de Guardia de San Pelayo, y en 2017 la icónica Puerta del Rey de la muralla mirobrigense (desaparecida en junio de 1810), ahora es turno para conocer cómo era la Puerta del Conde y la actual zona del Registro en dos momentos históricos diferentes: a finales del siglo XVII (en torno a 1680, antes de la Guerra con Portugal) y a principios del siglo XIX (sobre 1810).

Pese a ser el mismo espacio, hay numerosas diferencias entre ambas maquetas, como explicó el propio Alberto Mateos a los asistentes al acto de presentación en sociedad de las obras, que se desarrolló justamente en el lugar donde quedan expuestas a partir de ahora: las salas dedicadas a la Guerra de la Independencia en el Palacio de Los Águila, al igual que las otras dos maquetas mencionadas.

La maqueta de finales del XVII

En lo que respecta a la maqueta más antigua, pertenece a una época en que la ciudad contaba con una muralla muy alta y delgada, con un paseo de guardia superior almenado, que tenía saeteras y troneras. Además, el torreón de la Puerta del Conde disponía de una medialuna y un puente levadizo de entrada.

En lo que respecta a lo que es hoy en día el Registro, era "la zona económica más importante de la zona", situándose a ambos lados de la Puerta el Peso de la Harina (un edificio para comprobar que no había fraude en la cantidad de trigo que se llevaba a los molinos y la harina que salía de ellos), La Alhóndiga (donde se comerciaba y almacenaba el grano), un patio, y un mesón.

En esta maqueta se pueden observar elementos desaparecidos como la Iglesia de Santo Tomé, el Convento de San Isidoro, o el Cuerpo de Guardia que había dentro de murallas (en lo que hoy es el edificio del Zamorano). Según explicó Alberto Mateos, para evitar que pudieran caer en manos del enemigo, en aquella época no había alzados de la ciudad, por lo que no hay referencias claras de cómo eran los diversos elementos (sí aparecen marcados en planos).

La maqueta de principios del XIX

Mientras, la otra maqueta de la Puerta del Conde presenta un momento bien diferente. Debido a los conflictos bélicos, Ciudad Rodrigo decide sustituir (en un proceso que dura de 1707 a 1810) la antigua muralla alta y delgada por una de menor altura pero con mayor anchura para poder tener en la misma artillería (se habilitan las cañoneras y varios baluartes).

Para esta ampliación, es necesario derribar unas 630 casas (situadas tanto dentro como fuera de murallas), para así poder crear fosos y glacis. Esto implica la desaparición también de la Iglesia de Santo Tomé, cuya planta ha quedado marcada en la maqueta. Como se puede ver en las fotografías, la Puerta del Conde también cambia bastante, aunque todavía mantiene el puente levadizo (se daría paso a los puentes fijos en toda la ciudad en el año 1870).

Según explicó Alberto Mateos Jurado, la creación de estas maquetas ha requerido de tres meses de investigación y otros tres de construcción, para lo que ha contado con la ayuda de su mujer, Silvia. Ambas maquetas cuentan con numerosas figuras de animales y soldados, entre los que se recrea al Regimiento de Mallorca, ya que acudió a ayudar a la ciudad durante la Guerra de la Independencia.

En la galería se incluyen imágenes de las maquetas terminadas y también a medio elaborar.

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