La experiencia del autor de estas líneas le permite subrayar la conveniencia de aunar todos los esfuerzos voluntaristas mediante la organización formal de una asociación
Quizá contra todo pronóstico, sostengo que los mirobrigenses nos hallamos en los albores de una nueva etapa dorada para el devenir de las personas que pueblan Ciudad Rodrigo y su Tierra. Lo afirmo sin hallarme en posesión de ningún don de profecía, sino merced a una especie de intuición avalada por algunos datos incuestionables. Bien sé que la despoblación avanza de manera inexorable y hasta puede que alarmante, al igual que sucede en todo el territorio occidental español rayano con Portugal; cuestión que también sucede en tierras lusitanas al otro lado de la Raya. Mas tal análisis demográfico y socioeconómico quedará fuera de esta crónica, porque tan evidente y dañina tendencia es la clase política quien debe analizarla y corregirla. Por consiguiente, hoy solo toca reflexionar y relatar algunas cuestiones pendientes que podemos abordar desde la sociedad civil, esto es, el conjunto del pueblo llano, mondo y lirondo, como promotor y protagonista de su propio progreso y prosperidad, ora a nivel individual como personas, mas también grupal, vale decir como colectivo organizado, activo, participativo y comprometido de forma voluntaria y entusiasta.
Precedentes.- Anterior a la llegada de la tecnología digital, varias generaciones de mirobrigenses (años 1950-2000) tuvieron el acierto de promover algunas iniciativas muy loables de gran calado lúdico-festivo, cultural, etc. en el entorno grupal de Interpeñas, Asociación Amigos de Ciudad Rodrigo, sociedades deportivas, empresariales?, mas por razones de edad y/o dispersión, tan brillante etapa concluyó, mas depositó en nuestras mentes muchos nombres recordables y dignos de gratitud permanente. Aquellas décadas efervescentes, digo, fueron disminuyendo paulatinamente sus actividades y creatividad, de manera que los nuevos tiempos están poniendo a prueba y descubriendo otros nombres muy poderosos y eficaces, capaces de afrontar con prontitud de ánimo y generosidad los nuevos desafíos presentes, e incluso atisbar en el horizonte con imaginación, claridad e ilusión la apasionante realidad venidera. Las nuevas herramientas tecnológicas: informáticas, telemáticas, cibernéticas se lo van a facilitar a buen seguro.
A fecha de hoy y sin que acaso ellas lo valoren debidamente, conviven con los más veteranos mirobrigenses, las "viejas glorias", numerosas personas jóvenes menores de 50 años, cuyos nombres podían aspirar a ser estatuas y, desde luego, que ya han demostrado ser profetas en su propia tierra. Omitiré por prudencia citar sus nombres y/o alias. Son a mi juicio muchas/os y todas/os harto conocidos. No obstante, pese a su gran valor y calidad humana, les noto bastante desmembrados, desunidos, sin tener un plan conjunto en el que coincidir y ver cumplida la vieja máxima de que "la unión hace la fuerza". Por lo tanto, a mi modesto parecer URGE reflotar aquella fabulosa nave de proyectos de toda índole: patrimonial, ambiental, artístico-cultural y un largo etcétera que fue la extinta ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE CIUDAD RODRIGO. Muchos de sus fundadores continúan siendo unos activos referentes de suma importancia a la hora de invitarlos a trasladar a las nuevas generaciones la experiencia exitosa y contrastada que poseen. Aún recuerdo con gratitud algunos de sus nombres: Manolo Belda, P. Miguel Ortega, Geño y J. Ramón Cid, J.I. Martín Benito, J.Carlos Zamarreño, J. Tomás Muñoz, Agustín Schez "Moriche"? y tantos otros. Ellos podrían ejercer de guías para relanzar la nave encallada con nuevos bríos, ideas, entusiasmo y compromiso con nuestra ciudad. Por supuesto que el autor de estas líneas también se siente concernido y se compromete a engrosar las filas de las nuevas voluntarias y voluntarios iniciadores del nuevo proyecto cívico que ha quedado esbozado más arriba. ¿Quiénes se atreven a colocar la primera piedra de tan hermoso y necesario proyecto comunitario?
Es de justicia reconocer que, en materias lúdico-recreativas, las/os mirobrigenses somos campeones en unirnos y congregarnos con una rapidez y eficacia inauditas. Son, claro está, uniones informales, efímeras, temporales y dentro de un marco de actuación muy concreto y bastante limitado: peñas carnavaleras, festejos populares, cofradías en teoría penitenciales casi reducidas a las procesiones de Semana Santa?y otras actividades por el estilo. Quedan por cubrir con la misma intensidad y eficacia: la permanente protección, mejora y defensa del patrimonio histórico-monumental de C. Rodrigo; sus matices y acentos culturales auténticos, tradiciones; la integridad ambiental del agua, suelo, flora y fauna silvestre; los recursos del subsuelo; la problemática global que está provocando el cambio climático?Y todo ello durante los 365 días de cada año y en consecuencia de todos los años. Ahora bien, ¿cómo llevar a cabo un proyecto tan amplio, necesario y complejo?
La experiencia del autor de estas líneas le permite subrayar la conveniencia de aunar todos los esfuerzos voluntaristas mediante la organización formal de una asociación legalmente constituida, que sea plural y se halle integrada por personas de todas las edades, sexos, credos e ideologías, cuya denominación pudiera ser algo así como "ASOCIACIÓN CÍVICA AMIGAS/OS DE CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA", respaldada por unos estatutos previamente consensuados y aprobados por la Junta de Castilla y León. Así es cómo a nuestro juicio quedaría cubierto el déficit asociativo que tiene la sociedad civil mirobrigense. Adelante, mis queridas y queridos paisanos, tal y como nos recuerda el genial Lope de Vega que sucedió en Fuenteovejuna: "todos a una" (ASOCIACIÓN CÍVICA). Sería formidable conseguir tan extraordinario propósito cuanto antes.
Santiago Corchete Gonzalo