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La cueva de la múcheres
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La cueva de la múcheres

Actualizado 10/03/2019

Dicen que por la noche, a altas horas de la madrugada, cuando la ciudad y sus alrededores duermen, de la Cueva salen susurros de cantes flamencos, fandangos, palmas y tacones

El nombre de esta cueva es muy conocido por los Salmantinos. Sin embargo poco de ellos saben dónde está. Tras convertirse en bar hace muchos años, se encuentra totalmente integrada en el Campus Universitario Miguel de Unamuno.

Si bien la citada gruta hace ya un buen puñado de años se encontraba bastante apartada del núcleo urbano, hoy por hoy, como consecuencia de la expansión propia del progreso, por sus proximidades y en jornadas lectivas transitan a diario cientos de estudiantes, camino de las aulas de sus respectivas Facultades.

Es menester contar que la brujesca gruta fue morada mucho tiempo, durante la primera mitad del siglo XX, de cierto personaje medio novelesco, medio tragicómico y un punto salpimentado de poético cuyo inexplicable nombre era invocado con frecuencia por las personas mayores para meter miedo en el cuerpo, amansar y encarrilar a los pequeños más díscolos, revoltosos y berreones: "¡Mira que, si no eres bueno, llamo a la Múcheres! " ¡Que viene la Múcheres, como no te calles! ", en lugar de los clásicos Sacamantecas, Tío del Saco, Camas o Coco.

Dicen que por la noche, a altas horas de la madrugada, cuando la ciudad y sus alrededores duermen, de la Cueva salen susurros de cantes flamencos, fandangos, palmas y tacones.... Tal vez sean los espíritus jaraneros de cuantos amigos moradores habitaron allí alguna vez, acogiéndose a la hospitalidad de la tal Múcheres, que ofrecía para dormir el santo y duro suelo de tierra junto al fuego.

Acompañaban a la enigmática vieja murciélagos, ratones, cucarachas, arañas, sapos, ranas, y hasta quien sabe si algún gallo negro, lechuza o búho como si se tratara del escenario ideal para la celebración de algún aquelarre.

Allá por septiembre de 1965, aquel extrarradio se convirtió en asentamiento de la primera Feria Monográfica de Ganadería. Aún se conserva este espacio de la cueva en la ciudad, que hoy es vecina del Centro de Investigación del Cáncer.

En esa caverna malvivió y feneció la portadora de apodo tan misterioso como "La Mucheres", Ocurrió su óbito en fecha imprecisa, a partir de la cual parece ser comenzaron a declinar los temores y respetos de la chiquillería salmantina. La imagen es de 'Salamanca en el ayer'.

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