El sol y el hecho de caer en domingo hicieron que hubiera una participación masiva en las celebraciones de la mañana
Como cada 3 de febrero, los mirobrigenses se están anudando al cuello durante esta jornada dominical las tradicionales gargantillas de San Blas, que este año aguantarán más de un mes puestas: hasta el 6 de marzo, Miércoles de Ceniza, fecha en la que deberán ser quemadas cumpliendo el rito.
Esta tradición de colocarse las gargantillas está marcada este año por un histórico estreno: por primera vez desde la creación de la Cofradía de San Blas, en 1946, los actos festivos en honor al patrón de las gargantas han tenido lugar de forma íntegra fuera del Monasterio de La Caridad, debido a los problemas legales del dueño del Convento, que hacen que los miembros de la Cofradía no tengan ningún contacto operativo.
Esto ha hecho que la entidad traslade todos los actos al vecino agregado de Sanjuanejo, que en los últimos años ya venía acogiendo el habitual convite para los cofrades debido a los problemas de seguridad en el espacio donde se celebraba con anterioridad: el Claustro del Monasterio (que sufre un grave deterioro).
El primer estreno de esta nueva era de San Blas tuvo lugar en la noche del sábado, ya que la habitual hoguera fue prendida a la entrada a Sanjuanejo. Pese a que la noche del sábado estaba muy fría, la asistencia a la misma fue ya multitudinaria, siendo evidentemente muy agradecido el fuego para entrar en calor.
En el día grande en honor a San Blas, el frío se está manteniendo desde primera hora, pero acompañado de un agradecido sol, lo que ha animado a cientos de mirobrigenses a peregrinar hasta Sanjuanejo, tanto a pie (viendo de cerca las agujas ya colocadas en la Avenida Conde de Foxá y en la Puentecilla) como en coche. De igual modo, el hecho de caer en domingo ha favorecido una histórica asistencia de público en los solemnes actos de la mañana.
Como venía ocurriendo cuando tenían lugar en La Caridad, estos actos se abrieron con la procesión de la imagen del Santo, que hizo el recorrido inverso al que era habitual: yendo hasta las puertas del Monasterio de La Caridad y regresando a Sanjuanejo. A las puertas del Monasterio, únicamente se hizo una foto con los mayordomos de este año en primer término: Tere, Benito y Rocío Risueño.
Tras esa foto, se deshizo el camino andado en una comitiva encabezada por el joven tamborilero Juan Antonio Muñoz (en la misa también tocó José Ramón Cid Cebrián). Ya de vuelta a Sanjuanejo, el templo parroquial se quedó pequeño para asistir a la solemne eucaristía, que fue presidida (al igual que había ocurrido con la procesión) por el Administrador Apostólico de la Diócesis, Jesús García Burillo, quién estuvo acompañado por el párroco, Bernardino San Nicasio y por varios sacerdotes más.
Justo al concluir la eucaristía, se produjo el relevo en la Mayordomía, cogiendo las varas Leoncio Martín González, María Martín Domínguez, Ángel Martín Domínguez, Bernardino Miguel Montes, Óscar Ángel Miguel Martín, Jesús Ángel Marquiz Cruz y Alejandro Marquiz Martín. Ellos se encargarán del cuidado del Santo durante todo el año.
Coincidiendo con el relevo en la Mayordomía (y las correspondientes fotos), Jesús García Burillo bendijo las 17.000 gargantillas preparadas para ponerlas a la venta a un precio de 0,40 céntimos cada una justo en la entrada a la Iglesia, a cuyas puertas se fueron acumulando decenas y decenas de mirobrigenses.
Para intentar evitar el caos entre los que estaban esperando y los que salían de la misa, se desalojó por completo el templo antes de empezar a vender las gargantillas, lo que coincidió con el momento en que la Cofradía colocó la imagen de San Blas justo a la entrada para que los compradores pudieran verla (aunque sin permitir que se pasasen las gargantillas por la misma para evitar problemas).
Como se puede ver en las imágenes, se formó una larguísima cola a las puertas del templo que llegó hasta la mitad de la plaza del agregado. En sus inmediaciones estaban esperando los invitados al convite preparado por la Cofradía de San Blas, que se sirvió en una carpa allí colocada. Hay que apuntar que tanto el sábado como el domingo estuvo funcionando un bar en el local de la Asociación de Vecinos.
A lo largo de todo el día está continuando el peregrinaje de miles de personas de todas las edades hasta el agregado en busca de las gargantillas, con el objetivo final de tener sus gargantas protegidas especialmente durante el todavía 'lejano' Carnaval.