Para proteger la salud de las personas, el Consistorio dispone de 39 desfibriladores externos semiautomáticos
El Ayuntamiento de Salamanca promueve mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, reforzando las actividades que lleva a cabo con nuevas iniciativas para una mayor prevención y efectividad en las actuaciones. Dentro de estos objetivos está actuar en situaciones de emergencias por una parada cardiaca. Para ello, el Ayuntamiento dispone a día de hoy de 39 desfibriladores externos semiautomáticos en distintas dependencias municipales, más uno de reserva, entre los que se encuentran cuatro móviles que posee la Policía Local para dotar a sus vehículos. Una cantidad que se incrementará próximamente, como informó, en el último Consejo Sectorial de Salud, la concejala María José Fresnadillo.
Según recuerdan las autoridades sanitarias, una gran cantidad de problemas del corazón tienen que ver con la fibrilación ventricular, que se caracteriza por un ritmo cardiaco anormal que puede llegar a ser fatal. Los aparatos de desfibrilación externa semiautomáticos están diseñados para reanimar al paciente tras sufrir un infarto, aplicando para ello una descarga eléctrica al corazón que le permite retomar su pulso normal. En la actualidad, la desfibrilación es la única técnica realmente eficaz para solucionar una fibrilación ventricular y si no se cuenta con una de estas máquinas se reducen drásticamente las posibilidades de sobrevivir a un ataque cardiaco.
Cuando se produce una parada cardiaca fuera de un centro sanitario, la intervención inmediata de personas no sanitarias, pero formadas en la práctica de maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) y en la aplicación de desfibrilación precoz, constituye un eslabón fundamental para mantener la cadena de supervivencia de quienes sufren la parada cardiaca.
Los desfibriladores externos semiautomáticos son unos dispositivos que permiten identificar sin errores las arritmias potencialmente graves que requieren administrar descargas eléctricas. Estos aparatos, por sus características, pueden ser utilizados por personal no sanitario adecuadamente formado para su uso en cualquier lugar, permitiendo una primera actuación que, por su inmediatez, puede mejorar las posibilidades de supervivencia de las personas afectadas por estas patologías.
Cabe recordar que el Ayuntamiento de Salamanca está acreditado como centro formador, por lo que puede directamente instruir a los trabajadores municipales en el conocimiento del uso de los desfibriladores semiautomáticos, en la identificación de síntomas y en los protocolos básicos de emergencia como requisitos obligatorios para poder manejarlos. Esta formación, de carácter obligatorio, está recogida en el Decreto 9/2008 de 31 de enero que regula el uso de los desfibriladores externos semiautomáticos por personal no sanitario, de aplicación en el ámbito de la Comunidad de Castilla y León.
Desde la autorización como entidad formadora, en el año 2016, el Ayuntamiento de Salamanca ha formado a 378 personas de todas las dependencias municipales. En el marco de esta iniciativa, está previsto que se impartan durante este año casi medio centenar de cursos encaminados a dotar a los participantes de los conocimientos necesarios en el manejo y el funcionamiento de estos aparatos. La formación tiene una duración de ocho horas y su certificación tiene una validez de dos años siendo imprescindible superar el curso de reciclaje antes de que transcurran los dos años desde su expedición.
¿Cómo funcionan los desfibriladores externos semiautomáticos?
Lo primero y fundamental es que alguien se encargue de alertar a los servicios de emergencia. Al mismo tiempo se inicia el soporte vital básico. Si la víctima no respira se aconseja realizar la reanimación cardiopulmonar combinando el boca a boca con las compresiones del pecho. A continuación, se enciende el desfibrilador y se siguen las instrucciones de su programa de voz.
Se colocan los parches en el pecho del paciente después de quitarle la ropa y secarle el sudor. El parche superior se ubica en parte derecha del esternón justo debajo de la clavícula, mientras que el parche inferior se pone en la zona izquierda inferior del pecho. La propia máquina detecta el ritmo y marca cuándo se ha de presionar el botón de descarga. Tras la descarga se vuelve a realizar la RCP para proporcionar oxígeno al corazón hasta que pasados dos minutos el desfibrilador vuelva a analizar su ritmo.