Los Derechos Humanos se presentan como algo real y significativo para la humanidad, pero su defensa y garantía, su protección, no es tan eficaz ni tan importante como podría parecer, pues encontramos violaciones en la práctica totalidad de las naciones
Miguel Hernández Bermejo
Activista por los derechos humanos
Hace apenas unas semanas, el día 10 de diciembre, se han cumplido 70 años desde que la Declaración Universal de Derechos Humanos fue proclamada, en París, por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este texto es conocido por casi todos, ya que garantiza la protección de los derechos humanos para todas las personas, sin importar su origen ni condición. Se ha traducido a más de 500 idiomas, siendo el texto actual traducido a más idiomas. Este hecho en sí mismo es testimonio de su difusión, importancia y aceptación a nivel global, cimentando la importancia que tiene esta declaración para la humanidad.
Otro ejemplo de su necesidad e importancia, es que fue aprobada por 58 votos a favor, sin ninguna oposición, y en la actualidad ha sido aceptada por todos los países que forman parte de las Naciones Unidas. Sin embargo, aunque hasta ahora todo parece como algo real y significativo para la humanidad, la defensa y garantía de los derechos humanos, su protección, no es tan eficaz ni tan importante como podría parecer.
Si bien es cierto que es un texto reconocido a nivel global, el respeto al mismo es un tema completamente diferente, ya que encontramos violaciones de derechos humanos en la práctica totalidad de las naciones del mundo, pese a que la gran mayoría se declaran como defensores y paladines de la lucha por los mismos. La realidad es que en muchos de estos casos, a estos luchadores por la humanidad se les llena la boca proclamándose partidarios acérrimos de la declaración. La posición adoptada puede variar desde un país a otro, y si bien es cierto que siempre se suele tratar de hacer eficaz la declaración, en muchos países se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos.
Estados Unidos es una nación que desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo durante la Guerra Fría, se ha presentado como el único faro de esperanza y justicia frente a los bárbaros. La realidad es bien distinta, no tenemos que remontarnos mucho para encontrar a un notable defensor de los derechos civiles de un cierto sector de la población. Esta persona es Martin Luther King, famoso por su lucha por la defensa y garantía de los derechos de los afroestadounidenses durante los años 50 y 60. Estados Unidos formó parte de la comisión original encargada de la elaboración de la declaración, si bien en el propio seno de su nación los derechos humanos eran violados continuamente. Incluso en la actualidad, cuando parece que todo el tema del racismo, la segregación racial y la xenofobia deberían ser parte del pasado, encontramos que la situación, más que avanzar, retrocede más y más, causando más injusticias e infracciones de los Derechos Humanos.
China es otro claro ejemplo de que la Declaración Universal de Derechos Humanos en muchos casos es, como mucho, teórica. Igual que Estados Unidos, fue parte de la comisión encargada de elaborar la declaración, y es un país parte de las Naciones Unidas y por tanto, acepta de forma oficial la declaración y lo que en ella se establece. Encontramos un claro ejemplo del "respeto" a los derechos humanos con el conflicto entre la República Popular China y el Tíbet, que se remonta a los años 50 del siglo pasado. Pero no tenemos que alejarnos tanto de la actualidad para encontrar ejemplos de transgresiones en el campo de los derechos humanos. China es una nación famosa por muchas cosas, y no todas ellas buenas, una de ellas es la elevada cifra de ejecuciones, que se estima se llevan a cabo en este país, de condenados a muerte. No se tienen cifras exactas del número de ejecuciones, ya que el dato se considera secreto de Estado y no se exterioriza, pero de los datos de que se tiene constancia, las estimaciones, apuntan a que China podría realizar más ejecuciones al año que todos los demás países del mundo juntos.
Sin embargo, no tenemos que irnos tan lejos para encontrar incoherencias en el campo del respeto a los derechos humanos. España es un país que, aunque no contempla la pena capital en su ordenamiento, viola continuamente la declaración, en numerosos aspectos. Los ejemplos más recientes que nos encontramos son las reformas legislativas llevadas a cabo en los últimos años, como la infame "Ley Mordaza", o las regulaciones en materia de desahucios. Sin embargo, una de las faltas más significativas la encontramos en la concepción y el trato que reciben los crímenes del franquismo en nuestro país. En numerosas ocasiones las autoridades se han negado a enjuiciar los crímenes del franquismo, y han sido los tribunales de otras naciones los que han iniciado tales acciones. En 1946 la ONU condenó a España como régimen fascista, y en muchos aspectos la situación política y social actual, con el ascenso de los partidos de extrema derecha, el respeto a los derechos humanos cada vez parece más y más dudoso.
Estas violaciones pueden explicarse haciendo un breve repaso a cómo se originaron las primeras declaraciones de derechos en el mundo. En el año 1689 encontramos en Inglaterra una Declaración de Derechos, que surgió tras un período de revoluciones, y un siglo después nos topamos con las grandes revoluciones en Estados Unidos y Francia. El resultado fue el mismo, se elaboraron declaraciones que, sin ninguna duda, eran un importante cambio con respecto a la situación anterior. Durante los siglos XIX y XX hubo más revoluciones burguesas que dieron lugar al reconocimiento de más y más derechos civiles y políticos, y en esta misma época, las luchas obreras y populares dieron lugar al reconocimiento de los derechos sociales. La situación que dio pie a la creación de la DUDH fue, sin ninguna duda, la Segunda Guerra Mundial y las atrocidades cometidas durante la misma. Encontramos así que, históricamente, los avances en materia de derechos han surgido por la movilización de las clases trabajadoras y la ciudadanía, de modo que, una sociedad que no se moviliza no avanzará, y de hecho, podría llegar a retroceder. Tal es la situación actual, en la que encontramos con más y más frecuencia recortes en derechos básicos como son la educación, la sanidad, la vivienda o la propia libertad, ya sea de expresión o de cualquier otro tipo.
Para concluir, como reflexión personal, la Declaración Universal de Derechos Humanos es, sin ninguna duda, un texto importante, pero lejos de ser perfecto, tanto en su cumplimiento como en su redacción. Los seres humanos somos falibles, y por tanto, nuestras creaciones también, pero no toda la culpa de las infracciones de la declaración es de los defectos del texto, sino de las propias autoridades encargadas de su defensa y su protección, que fallan en su cometido. Queda un camino muy largo por delante en la lucha por los herechos humanos, y somos nosotros, los beneficiarios de estos derechos, los que tenemos que luchar por ellos.
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