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Jóvenes mirobrigenses prolongan la Nochebuena hasta bien entrada la mañana de Navidad
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CIUDAD RODRIGO , NAVIDAD

Jóvenes mirobrigenses prolongan la Nochebuena hasta bien entrada la mañana de Navidad

Actualizado 25/12/2018
David Rodríguez

En el tramo inicial de la madrugada varias parroquias mirobrigenses tuvieron Misa del Gallo

La noche de Nochebuena fue de lo más buena, y especialmente, de lo más larga, para un grupo de jóvenes mirobrigenses que, pasadas con holgura las 10.00 horas de la mañana del Día de Navidad, todavía seguían de fiesta apurando una de las veladas más especiales de todo año, producto sobre todo de los reencuentros de familiares y amigos que residen habitualmente en puntos alejados de la geografía nacional.

Estos reencuentros habían comenzado durante la tarde en establecimientos hosteleros de todos los rincones de Ciudad Rodrigo, que una vez llegó la hora de la cena cerraron sus puertas para disfrutar también sus responsables en familia de la cena de Nochebuena. Tras las mismas, en torno a la medianoche, volvieron a reabrir sus puertas, al mismo tiempo que unos cuantos mirobrigenses ponían rumbo a las parroquias en las que se celebró la tradicional Misa del Gallo de la Iglesia Católica.

De forma simultánea a esas misas, los bares y pubs se fueron llenando de público, sobre todo de jóvenes. En el primer tramo de la velada, la atención se focalizó como es habitual fuera de murallas, destacando por ejemplo el ajetreo que tuvieron tanto el Yoanna Irish Pub como el Bar San Blas, contando ambos con DJ.

Aproximadamente a mitad de la madrugada, en torno a las 4 de la mañana, los jóvenes fueron poniendo rumbo (en un largo reguero) hacia el centro histórico, para continuar allí la fiesta en establecimientos tanto de la calle Toro y la Plazuela del Buen Alcalde como de la Colada, que como es tradición fue el 'punto de cierre' de una larguísima noche: a las 10.30 horas de la mañana del Día de Navidad todavía había jóvenes disfrutando en el Excalibur.

Hay que recordar que en Nochebuena, al igual que en Nochevieja, los establecimientos hosteleros no tienen horario de cierre, lo que evidentemente obligó a un sobreesfuerzo a todos aquellos que tuvieron que trabajar como camareros mientras el resto estaba de fiesta. Como también marca la tradición, unos cuantos jóvenes compraron churros antes de regresar a casa tras una velada con una temperatura más que aceptable.

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