El domingo nos acostamos con las noticias que nos llegaban de las elecciones autonómicas en Andalucía y nos sobresaltaba una noticia, un partido de extrema derecha entraba en el Parlamento Andaluz con 12 escaños.
Sí, han entrado esos mismos que salen con la bandera de España, cuando se manifiestan contra el matrimonio homosexual, contra los derechos y libertades de las mujeres a decidir, son los que dan a entender que España es Una, es Grande y es Libre, sí, esos xenófobos y machistas a los que nunca veo defendiendo con la bandera, ni a la cultura ni a la sanidad.
Son los mismos ideológicamente que hace 80 años dieron un golpe de Estado, que metieron en la cárcel, reprimieron, fusilaron y asesinaron, consiguiendo que España sea el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos y de muertos por el genocidio que supuso aquel golpe de estado a la democracia durante la II República.
Así hemos padecido 80 años de vergüenza, 40 años de dictadura más 40 años de impunidad, y enfrente una sociedad joven y nueva que se avergüenza de aquel pasado, y frente a esto una sociedad madura democráticamente que quiere pasar página.
Pero no hemos de olvidar a las miles de mujeres represaliadas, a los más de 30.000 bebés desaparecidos, a los más de 190.000 fusilados acabada la guerra, a los más de 114.000 desaparecidos que hay que sacar de las cunetas.
Ellos han conseguido crear un relato para engañarnos y hasta han conseguido que hablemos de guerra civil, de bandos, de guerra entre hermanos y no es cierto, pero como estos no saben hacer las cosas de otra manera y no supieron asumir el resultado de las urnas, acabaron por dar un golpe de Estado a través de las armas, del genocidio, la persecución y el silencio.
No hubo una contienda, lo que hubo fue un golpe de Estado antesala de una feroz represión y de 40 años de dictadura, no hemos de caer en la mentira de los dos bandos, pues ningún Estado democrático puede igualar a los asesinos con sus víctimas, pues no es lo mismo el torturador que el torturado, no es lo mismo la cultura y la educación que la violencia y el terror, no es lo mismo un dictador golpista que aquellos que fueron los legítimos defensores de la democracia y del orden constitucional.
Es una vergüenza que un país pueda llamarse democrático con tantos miles de muertos en las cunetas, y que no haya sido capaz de anular los juicios sumarísimos durante la dictadura, sin garantías ni respeto a los derechos humanos.
Por ello hemos de denunciar a esa prensa que es correa de transmisión de propaganda confundiendo a la población, creando un relato del odio y del miedo, por eso estoy preocupado.
"Érase una vez una cigarra que, enojada con la hormiga, votó por el insecticida".
Pidamos que haya verdad, justicia y reparación, luchemos por un país más justo y solidario, donde se dé la fraternidad entre los distintos pueblos que conforman nuestro país España, no creo sea tan difícil, solo hay que apartar con los votos a aquellos que persiguen hacerse ricos a costa del pueblo, a los egoístas a los ladrones y a los insolidarios.
Andrés Barés Calama
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