¿POR QUÉ LA MECANIZACIÓN BRUTAL?
El otro día en Madrid, en la estación de metro Sol las máquinas no funcionaban. Le pedí ayuda a un empleado y me dijo que no sabía. Y perdí mi tren a Salamanca en Chamartín. Supongo que eso se llama progreso.
Al entrar en mi edificio el procedimiento automático no enciende la luz hasta que ya estoy en la puerta de mi piso, subo las escaleras a oscuras. Con un simple conmutador subiría las escaleras con luz. Pero supongo que eso es un progreso.
Llamas a una empresa para preguntar algo y te sale una máquina: si quiere tal cosa diga 1, si quiere tal otra diga 2, etc Cada vez en más sitios hablas con máquinas y no con personas. Y las máquinas no razonan, no saben de lo que está fuera de sus opciones, no tienen vida. Pero supongo que eso es un progreso.
Dicen que no pasan nada con que se pierdan empleos, que aparecerán otros empleos. ¿Y qué pasa con los usuarios, que los zurzan? ¿Esto mejora la calidad de vida? Algo que era tan sencillo antes ahora se vuelve complicado y frío. Pero supongo que eso es un progreso.
A mí me parece una nueva barbarie, la brutalidad de las máquinas sin alma, el fin de la sensibilidad y la vida. En el bajo de mi edificio mi panadero me hace bromas sorprendentes y me comenta cosas. ¿Lo van a cambiar por una máquina? Me dirá repetitivamente siempre las mismas cosas. Supongo que eso sería un progreso.
Nos dicen que es el futuro, que es inevitable. ¿Y por qué va a ser inevitable? Solo será inevitable si la mayoría lo queremos. Pero supongo que la mayoría es masoquista, inerte. Hay que dejarse llevar, que hagan con uno lo que quieran.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR
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