Historias singulares como la de la primera inmigrante nombrada intérprete de tribunales en Canadá o la de la intérprete rusa que entró con las tropas soviéticas al búnker de Hitler
'Intérpretas pioneras (1900-1953): Tendiendo puentes' narra, a través de fotografías, imágenes de documentales cinematográficos y objetos materiales, "cómo se fraguó la profesión de intérprete" y "cómo contribuyeron las mujeres que se reconociera una profesión que hace posible que personas que no conocen la lengua recíproca puedan comunicarse de manera simultánea", tal y como señalaron en la presentación el vicerrector de Política Académica y Participación Social de la Universidad de Salamanca, Enrique Cabero, acompañado entre otros del director del Departamento de Traducción e Interpretación, José Manuel Bustos, y Jesús Baigorri, en representación de los comisarios.
Inauguración de una exposición, que puede visitarse en el Espacio de Arte Experimental de la Hospedería de Fonseca hasta el próximo 20 de enero, que coincide con el 125 aniversario "del reconocimiento por primera vez del voto femenino, un 28 de noviembre de 1895 en Nueva Zelanda", apuntó Cabero. Por su parte, Bustos señaló que "esta exposición refleja que los más invisibles son los que permiten que el mundo sea visible y se comunique".
Esta muestra, organizada por el Servicio de Actividades Culturales y comisariada por Jesús Baigorri, Críspulo Travieso y Cristina Zelich, pretende, desde una propuesta de diálogo entre el presente y el pasado, sensibilizar a los visitantes sobre la forma en la que contribuyeron las mujeres al proceso de creación de la profesión de intérprete durante la primera mitad del siglo XX, hasta lograr el reconocimiento social de esta labor con la creación de la Association internationale des interprètes de conférence (AIIC) en 1953.
Los documentos e imágenes que integran esta colección muestran que la labor de interpretar abarca ámbitos muy variados caracterizados por dos rasgos básicos: el primero, que todo acto de interpretación es único e irrepetible y, el segundo, que la comunicación entre interlocutores que no se entienden entre sí no resulta posible sin la presencia de la persona que hace de intermediaria entre las lenguas y culturas correspondientes.
De esta forma, la interpretación, como se puede apreciar por la selección de objetos reunidos para esta muestra, no se encuentra limitada a un solo espacio, sino que se puede encontrar en lugares tan dispares como un tribunal, un hospital, una organización internacional, un encuentro bilateral en situación de guerra o una conferencia diplomática.
Según apunta Baigorri, algunas de las historias personales de aquellas intérpretes pioneras que aparecen en la exposición parecerían de ficción si no supiéramos que son ciertas. Entre estas historias singulares se encuentran las de la primera inmigrante nombrada intérprete de tribunales en Canadá a comienzos de los años 1920, las intérpretes que trabajaron en la Sociedad de Naciones y en la Internacional Comunista en los años 1920 y 1930 o las que interpretaron para los asesores soviéticos del gobierno de la República en la Guerra Civil española.
En esta línea, la exposición destaca también figuras como las de las intérpretes que pasaban información a la resistencia desde las oficinas de la Gestapo en la Francia ocupada durante la II Guerra Mundial; la de la intérprete rusa que entró con las tropas soviéticas al búnker de Hitler al poco de que este se suicidase, o las de la traductora encargada de la interpretación de las declaraciones de los criminales nazis, responsables de su encierro en un campo de concentración, en el proceso de Núremberg.
Horarios
La muestra se puede visitar de martes a sábado de 12 a 14 horas y de 17:30 a 20:30 horas, y los domingos y festivos de 10 a 14 horas con entrada libre.
FOTOS: Alberto Martín