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Un jardín de Oriente, mirando hacia el occidente portugués
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BUDDHA EDEN, UNA ODA A LA DIVERSIDAD CULTURAL Y RELIGIOSA

Un jardín de Oriente, mirando hacia el occidente portugués

Actualizado 23/10/2018

Oculto entre campos de cultivo donde abundan las viñas, este exuberante espacio se localiza a menos de una hora al norte de Lisboa

Estamos en Bombarral, tierra de vinos. Históricas bodegas aparecen en muchas calles de esta villa portuguesa. En sus alrededores, colinas suaves donde estos días el ajetreo de la vendimia no cesa, sin haber terminado aún la cosecha de los demás frutales que abundan por aquí. Entre Torres Vedras y Óbidos, en la Extremadura portuguesa, en este centro-oeste de Portugal con encantos múltiples, -naturales, históricos y etnográficos-, encontramos una quinta (finca agrícola), a la que se llega serpenteando por una carretera comarcal: la Quinta dos Loridos.

Más de sesenta hectáreas, de las que 26 son de cultivo, una gran bodega y las profundas caves donde envejece el vino. Sin embargo, lo que podremos visitar aquí no será la zona productiva de la finca, sino un enorme y sorprendente jardín oriental, que ocupa 35 hectáreas de extensión. Dentro de él, lo que más llamará nuestra atención serán los budas de gran tamaño.

¿Por qué encontramos un jardín oriental en medio de la campiña portuguesa?

La respuesta hay que ir a buscarla al año 2001, cuando los talibanes destruyeron los budas gigantes de Bamiyan, en Afganistán. Con 15 siglos de historia, habían sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La reacción a nivel internacional fue de condena y muchos museos pidieron al gobierno musulmán de Kabul acoger las estatuas, pero los budas fueron completamente destruidos, ya que se consideraban ídolos, prohibidos por el Corán.

Joe Berardo, empresario, inversor y coleccionista de arte portugués, había comprado la mayor parte de las acciones del grupo vitivinícola portugués Bacalhôa, al que pertenece la Quinta dos Loridos. En memoria de lo ocurrido en Bamiyan, quiso realizar aquí imitaciones de sus budas gigantes, recreando en torno a ellos, todo un jardín oriental en esta finca agrícola.

Al llegar al Buddha Eden, la primera sensación es de exceso. Aquí no hay nada pequeño. Al traspasar las puertas de la Quinta dos Loridos entramos en un mundo de grandes dimensiones.

Un jardín de Oriente, mirando hacia el occidente portugués   | Imagen 1Más allá de la bodega y las tierras de labor anexas, la tienda, el restaurante y el jardín constituyen la parte visitable de esta finca. Un peculiar jardín de estilo oriental con bambús, arces japoneses, palmeras y lagos artificiales; si llegásemos hasta aquí con los ojos vendados nunca adivinaríamos que estamos en mitad del Portugal continental. Y budas, muchos budas, algunos enormes. Treinta y cinco hectáreas de terreno para diseñar un jardín, el sueño de cualquier arquitecto paisajista.

Nuestra curiosidad pide recorrerlo, descubrir sus originalidades. Desde la entrada solo alcanzamos a ver un bosque frondoso. Para comenzar a recorrer el Buddha Eden es buena idea coger el trenecito estacionado en la entrada. Realiza varias paradas en diferentes partes del jardín y, como pasa regularmente, el billete nos da derecho a cogerlo tantas veces como queramos, una vez comenzado el recorrido. Así, podremos detenernos donde nos interese, pasear por ese espacio y volver a tomarlo para pasar a otra zona. También se puede recorrer completamente a pie, pero las dimensiones del espacio no lo hacen aconsejable. De hecho, será necesario disponer de varias horas si nos decidimos a entrar y pagar el ticket de 5 euros que cuesta el Buddha Eden, más los 4 euros del tren. Los niños hasta los doce años no pagan entrada.

Imposible no pararse a contemplar la magnitud de las esculturas, tocarlas, divisar a lo lejos el ejército de soldados de terracota, atravesar el lago por el puente de madera, adentrarnos en la vegetación frondosa o sentarnos a descansar en la pradera de césped a cielo abierto.

En las escaleras de entrada nos reciben varios budas dorados, pero el núcleo del jardín nos atrae y llegamos hasta donde se encuentran las esculturas gigantes de Buda, para las que se usaron más de 6.000 toneladas de granito y mármol, el más grande tiene 21 metros de altura y constituye el eje central del parque.

Un jardín de Oriente, mirando hacia el occidente portugués   | Imagen 2No solo encontramos budas, también un ejército de 700 soldados de terracota pintados a mano, a imitación de los encontrados en un monumento funerario de China en los años 70. También podremos ver aquí esculturas africanas, del pueblo Shona, de Zimbabue.

El Buddha Eden es un espacio ecléctico al aire libre, para pasear rodeados de vegetación y reflexionar sobre las diversas espiritualidades de los pueblos del mundo, sin embargo, no tiene ninguna connotación religiosa.

Y no vale la pena visitarlo con prisas. La empresa promotora no lo ha promocionado durante estos años, pero el boca a boca lo ha hecho conocido y ahora el jardín está lleno de turistas, sobre todo, en algunas épocas del año. En la actualidad, recibe casi medio millón de visitantes anual. Sin embargo, el espacio es tan grande, que lograremos aislarnos y disfrutar de la paz pretendida por este lugar.

El primer edificio que nos encontramos alberga la tienda y el restaurante. Al finalizar será un buen momento para entrar allí y probar unos vinos, ya que el grupo Bacalhôa, propietario del jardín, es uno de los más importantes productores de vinos, espumosos y aguardientes del competitivo sector vitivinícola portugués.

El Buddha Eden abre todos los días del año, excepto Navidad y Año Nuevo, de 9.00 a 18.00 horas.

El coleccionista polémico

José Manuel Berardo, conocido en Portugal como Joe Berardo, es un madeirense procedente de una familia muy humilde. Con 13 años ya trabajaba en la industria del vino de Madeira y con 18 emigró a Sudáfrica, donde empezó dedicándose a la importación y exportación de productos hortofrutícolas. Al cabo de un tiempo, se introdujo en el negocio de las minas de extracción de oro y diamantes, donde hizo su enorme fortuna, valorada hoy en varios miles de millones de euros.

Apreciador del arte, comenzó a coleccionar piezas. A finales de los ochenta regresó a Portugal, firmando un acuerdo con el gobierno portugués, mediante el cual, la Fundación Berardo de Arte Moderno y Contemporáneo cedía parte de sus colecciones por un periodo determinado, algo similar al acuerdo firmado entre el gobierno español y la Fundación Thyssen-Bornemisza.

Joe Berardo es hoy uno de los mayores coleccionistas de arte moderno y contemporáneo del mundo y sus colecciones viajan cedidas a los más importantes museos a nivel mundial.

Su nombre se ha visto mezclado en los escándalos financieros que han aparecido en Portugal en los últimos años. Inversor de alto riesgo, se vinculó con las grandes familias de banqueros portugueses y perdió un tercio de su multimillonaria fortuna durante la crisis bancaria ocurrida hace una década.

Empresario polémico y apreciador del arte, ante la destrucción de los budas gigantes de Bamiyan, reaccionó impulsando la construcción de este jardín en la Quinta dos Loridos, que ya formaba parte de Bacalhôa Vinos, de la que José Berardo compró en 1998 la mayor parte de sus acciones, convirtiéndose en su principal accionista.

Bacalhôa & Aliança Vinos de Portugal

La finca donde se ubica el Buddha Eden pertenece al grupo Bacalhôa, dedicado a la producción de vinos, y es una de las 40 quintas que posee esta famosa empresa del sector, que cuenta con 1.200 hectáreas de viñedos repartidos por las mejores regiones vitivinícolas del país: Douro, Bairrada, Alentejo, Dão, Lisboa y Setúbal. En sus tierras se cultivan más de 40 castas diferentes y, aproximadamente, el 50% de su producción se dedica a la exportación.

Un jardín de Oriente, mirando hacia el occidente portugués   | Imagen 3Hay documentos que prueban que en la Quinta dos Loridos ya se elaboraba vino en el s. XV. El clima templado y la proximidad del océano hacen del terroir de esta finca un aliado propicio para la obtención de vinos de alta calidad.

Primeramente, fueron los vinos espumosos. La Quinta dos Loridos cuenta con grandes caves subterráneas donde las botellas pueden envejecer durante años. Aún conserva el lagar de piedra con prensa de vara y todos los utensilios para producir el espumoso según el método clásico manual.

Con todo, el grupo se caracteriza por aunar tradición e innovación y aquí también cuentan con modernas cubas de fermentación, habiéndose dedicado en esta finca también a la producción de vinos de mesa durante los últimos años.

En 2007 Bacalhôa se convirtió en el principal accionista de Aliança, empresa vinícola de la comarca de Anadia, conocida sobre todo, por sus espumosos de alta calidad y aguardientes, verdaderos iconos de la marca.

Este grupo empresarial ha unido en estos últimos años arte y vino. Además del Buddha Eden Garden, cuenta con el Aliança Underground Museum, un espacio con piezas artísticas de origen diverso, situado en las caves subterráneas de la bodega en Sangalhos (Anadia). En otras de sus bodegas se han realizado exposiciones artísticas puntuales.

Al fin y al cabo, el vino es una obra de arte que se bebe.

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