Cerradas van quedando las plazas de la Iberia taurina y es hora de hacer un repaso de cuanto aconteció en el ruedo y en los tendidos
Cerradas van quedando las plazas de la Iberia taurina, ahora, con la llegada del otoño y la espera inverniza, como el cadáver simbólico de la fiesta; el foro donde se desatan gritos, alegrías, luces, sol y colores. Tal y como sucede cada año, las plazas se cierran hasta la llegada de un nuevo alboroto ferial.
Ahora es muy seguro que todos los medios de información nos pronunciemos en dar ese repaso de cuanto aconteció en el ruedo y en los tendidos. Reproducir cuanto de positivo o negativo ocurrió, volver atrás en los sucedidos que produce una sensación de vacío, de angustia y de resaca. Volver sobre la quimera de, "lo que pudo haber sido y no fue", y si lo fue, ya quedó recogido en su momento, en ese momento que es crucial y cuyos matices ya fueron expuestos según su saber y entender.
El repaso no deja de ser esa falta de seguridad, ese titubeo, ese encontrar detalles y situaciones que no acertaste a ver, comprender, admirar o censurar a primera vista. El repaso no deja de ser el interrogante, por si me olvidé algo en su momento.
En las corridas de toros, si algo se fue ya no vuelve, aunque intentemos reproducirlo de nuevo, no será el fiel reflejo de cuanto aconteció en ese momento. Pero es bien cierto que todos nos vemos dispuestos a ejercitar ese balance final, si ustedes tienden a razonarlo más sosegadamente y comprenden muchas de las actitudes que esgrimieron todos aquellos protagonistas dentro y fuera del ruedo.
También es posible que al meditar sobre lo acontecido podamos recoger ese pasaje histórico, a recordar si lo merece. Si no fuera así, el repaso puede llegar a ser tedioso y aburrido, tal y como lo fueron muchas de las tardes espesas y vomitivas que hubimos de soportar, pero tampoco es cosa nueva la queja. Sin embargo, muchas plazas van perdiendo la razón que por histórica torera y ganadera la debía corresponder. Todo el serial de este año taurino tuvo ingredientes tanto dentro como fuera.
Siguiendo la ruta de la Iberia taurina, en mi opinión, ha sido con balance ganadero no excesivamente boyante en el cómputo general. Se ha venido manteniendo con altibajos, incluso se han vistos muchos toros que se han venido cayendo en exceso y acusando la flojera de antaño, donde la suerte de varas está sin duda cada vez más devaluada, y sin que la misma midiera la bravura, la fuerza, la codicia y el nervio de las reses. Sin embargo, parece que hemos disfrutado de más competencia entre los de coleta y las rivalidades se han acentuado un poco más, con lo cual ha ganado el espectáculo y el aficionado.
El toreo de capa ha tenido repertorio, enjundia, prestancia y su faenas han tenido relieve. Ha imperado el toreo de siempre, el corte puro y clásico de Diego Urdiales, la tauromaquia desplegada por Ferrera. Ponce un año más y el vendaval llegado del Perú. Roca Rey que, desde los albores de la temporada, se mostró intratable, y ha arrasado imponiéndose en el escalafón, donde algunos otros con buen tono han asomado de nuevo a las plazas.
Al final tintes cargados de emociones, emotividad y sentimiento con la retirada definitiva de Padilla, y la anunciada a última hora de Talavante. Han estado un tanto intermitentes, Juli, Manzanares, Marín, Morante Perera etc.
A esto le unimos un escalafón novilleril, con muy buena base, pero que sigue padeciendo cierta "anemia", aunque para todo hay excepciones ¡faltaría más!
Las figuras, unido al descubrimiento de algún otro, marcaron el tono de la temporada. Sin embargo, salvo en algunos carteles puntuales, el descenso de público y aficionados ha vuelto un año más a ser notable, y eso que se han rebajado el numero de festejos en casi todas las ferias. Algo más se tendrá que hacer, algo más de imaginación e ideas se han de poner sobre la mesa que pueda de nuevo estimular al aficionado.
Un año duro también en cuanto a los percances, recordemos los graves últimos sufridos, sobre todo del sufrido por Ureña que corrió la peor suerte; pero a buen seguro que volverá de nuevo a la lucha con el mejor de los ánimos. Y esto es a grandes rasgos lo que dio de sí esta temporada que va a finalizar en la Iberia taurina. Esperamos la próxima con esperanza ¡vamos, creo yo!
Fermín González.