Es una de las entradas al ágora, que muestra la actividad que siempre ha tenido este espacio
Todo o casi todo ya se ha dicho del monumento más representativo de la ciudad y frecuentado por propios y extraños, como es la Plaza Mayor.
A una mayoría de salmantinos nos sirve para afirmarnos que hemos salido a la calle, porque indefectiblemente vamos a ella. Los acontecimientos más trascendentales para la ciudad siempre tienen lugar en la Plaza Mayor.
Antes de levantarse la Plaza Mayor, era otra plaza de grandes proporciones llamada de San Martín, que se extendía alrededor de esta iglesia. Las calles más importantes de la ciudad, Zamora y Toro, entraban en ella por el norte, y la Rúa y San Pablo venían a concluir en la plaza por el sur.
El mérito principal de construir la Plaza Mayor se debe al empeño del corregidor don Rodrigo Caballero y Llanes. Siempre consideró la plaza de San Martín poco digna de una ciudad universitaria. Salamanca necesitaba una plaza con prestancia y en tal sentido encaminó los refuerzos para conseguirla recaudando los fondos necesarios y pedir autorización al Consejo Real de Castilla, encomendando el proyecto al arquitecto Alberto Churriguera.
La Plaza se terminó en 1755, pero no quedó rematada hasta 1852, cuando el arquitecto Tomás Cafranga hizo la espadaña para colocar el reloj, que vino a sustituir al de San Martín, que hasta entonces regía el tiempo de los salmantinos.
Fotografías
Texto extraído de Callejero Histórico de Salamanca.