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Prisionera de los recuerdos 1ª parte
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Prisionera de los recuerdos 1ª parte

Actualizado 16/10/2018

PRISIONERA DE LOS RECUERDOS

Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.

Gustave Flaubert (1821-1880)

Es jueves, comienza septiembre? El mes de la melancolía?, cuando las hojas caducas, afrontan sus últimos días de vida. Después de dudar muchas veces si es importante retornar a mis orígenes, decido regresar a casa del abuelo, contrariando lo previsto metereologidamente que augura?lluvias? me reciben hermosos rayos carmesís, el rojizo dedo del otoño se posa ligeramente sobre los berzales, ¡es tal la frugalidad! que ni el pintor más avezado podría dar tanto brillo y color a sus lienzos. Aun queda algo de la majestuosidad de agosto, dorando con su luz el tranquilo y apacible follaje.

Camino hacia el viejo caserón por una margen del sendero discurre el cauce de un riachuelo de limpias y transparentes aguas, ?Me pregunto? ¿Por qué los ríos serpentean? Todos tienen curvas, sobre todo aquellos que no tienen el sendero definido, y precisamente "nuestro río" cambió su curso con el paso del tiempo, numerosas piedras hace que zigzaguee, haciendo difícil caminar de noche si me detengo más de un segundo a pensar en el porqué sortear escoyos, realmente no podría explicarlo. La otra orilla muestra esplendidos berzales y matorrales. No te engañe el atardecer purpureo, allí como faros vigilantes las humildes viviendas de jornaleros, hechas de paja y barro, casitas frágiles. Por el piso de tierra, un niño, de sonrisa fácil arrastra un coche de juguete a los pies de su madre, la calle sin asfaltar, el cercado delantero parcelando pequeñas huertas, fachadas pintadas en color marrón, puertas y ventanas en tonos verde, tejados ennegrecidos por el bálago, una especie de moho crece al calor de las chimeneas. Al fondo cual rey absoluto, dominando sus vastos territorios"El pazo" Oculto tras el impresionante muro, festoneado por guirnaldas de hiedra deja ver al forastero una de las cinco chimeneas, "Es mí hogar" la morada de mis ancestros. El sol en su ocaso quiere demorar la pérdida de poder, besa la fachada de piedra con hileras de ventanas pintadas en color rojo. Las paredes están cubiertas de bejuco, donde tienen sus nidos las golondrinas y vencejos, al lado de la puerta principal vive la gran higuera rebosante de higos, dos plumas de paloma se balancean como si soplara un viento suave, y sin embargo no lo hace. Ignoran la nostalgia que siente el sol al ocultarse, después de haber lamido las delicadas y fragantes hojas, se sienten felices, aunque desconocen el motivo. Sumergida ante tal belleza reflexiono?¡Que hermosa es la naturaleza!? Los campesinos regresan de las faenas del campo, unos charlan de la dura jornada, otros sueñan con un trozo de pan negro y una jarrilla de vino fresco, mientras comentan lo bien que se comía en casa de Don Miguel y lo ocurrido a la familia?Una terrible desgracia?hace demasiados años de los cruentos hechos, pero en la mente de todos quedó la historia, cualquier día y a cualquier hora, se cuenta, y rememora lo ocurrido en el Pazo del Crucero, hace demasiados años del brutal e inhumano hecho, un horripilante y terrorífico relato de amor y odio envuelve la casona.

?El señor era muy bueno, ?Comenta el abuelo de más de noventa años a Nelo?, Una mañana Aquilino Plaza estaba en la villa, es día de feria, siente hambre, va a la fonda, pide un trozo de pan blanco? No tiene dinero para pagar el relleno?un aroma a rico asado le llama a acercarse al asador, se le ocurre poner el pan debajo de la parrilla, al verlo el dueño de la fonda primero le recrimina, luego quiere echarlo a patadas del local

?No hice nada? responde Aquilino?solo poner el pan debajo y que se empapara del humo que desprendía la carne del cordero.

? Pues por eso mismo me debes pagar.

Riña va, puñetazo viene, en pelea están, el señor que estaba tomado con los amigos un chato al ver el trato que recibe "el humilde paisano" con arrojo dije:

? ¿Ocurre algo?

?Este miserable, señor, puso el chusco de pan para que cogiera humo del asado que he servir a los ganaderos.

? ¡Muy bien! ¿Y cuanto te debe??Real y medio Don Miguel...

? ¡Toma!

Coge el señor las monedas las pone en el pañuelo las hace sonar y dice

? ¡Escuchas bien!

?¡Señor!, ¿escuchar? escucho?.

?Tú quieres cobrar por el humo al pobre hombre, pues humo es lo que escuchas de mis monedas, y ese es el pago.

Los acompañantes se echaron a reír y el fondero tuvo que callar

?Es muy buena persona "El Nelo" A partir de ese día entró en el caserón como jornalero

?Pues no me extrañaría.

Me siento orgullosa de ser la nieta de persona tan generosa y defensor del débil.

Sigo caminando, la oscuridad se echa encima?

Estoy delante del portón de madera que da acceso a la casa, permanezco indeciso veo que está apolillada y carcomida por el aire y la lluvia, al fin introduzco la pesada llave en el ojo la cerradura, empujo hacia dentro, la pesada puerta se abre, le sucede el chirriar de los goznes, un grito que decapita el frágil silencio de los que duermen.

Cada pensamiento es una brisa. El árbol más anciano parece evaluarme. Muestra preocupación, como si intentara decirme algo

? ¿Qué??pregunto

?Vete? dice el robusto pino

?¿Irme? ¿a dónde?. La acícula grande y ocre del viejo pino apunta hacia la dirección por donde vine.

?¡No puedo marchar! He de hablar con los silencios.

? ¡Vete!

La Luna asoma entre los negrales, cedros y abetos. Huecas voces repiquetean al unísono idénticas palabras.

?Estoy agitada ¿Por qué me están pidiendo que regrese? Tan pronto como el pensamiento cruza la mente, mis pies se detienen. Miro alrededor, la única luz que se percibe es la de la luna plateada. No obstante algo opresivo parece moverse entre las sombras, la angustia baja por mi cuerpo, me acerco sigilosa, veo un perfil débil, negro...

?¿Quién es? Pregunto, intento ver su rostro

? ¡Yo soy el todo!?Tú no perteneces a este mundo, te has perdido en el tiempo. ¡Vete!

?Su voz se hace eco entre el follaje de los maizales, tiemblo. Jamás escuché algo tan etéreo y oscuro.

?¿Por qué debo marchar?

El sonido se hace ¡Más y más denso!Prisionera de los recuerdos 1ª parte | Imagen 1

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